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Retorno a Schopenhauer

   "Todo querer nace de una necesidad, por consiguiente, de una carencia y por lo tanto de un sufrimiento.La satisfacción pone fin a éste; pero para un deseo que es satisfecho hay por lo menos diez que no lo son; además, los apetitos duran largo tiempo; las exigencias son infinitas y su satisfacción es corta y escasa; a veces la satisfacción definitiva es solo aparente; el deseo colmado deja su puesto a otro nuevo, aquél es un error conocido y éste un error desconocido. Ningún objeto de la voluntad puede dar lugar a una satisfacción duradera, sino que se parece a la limosna que se arroja a un mendigo y que solo sirve para prolongar sus tormentos.

      Por consiguiente, mientras nuestra conducta esté ocupada por la voluntad, mientras estamos bajo la presión del deseo con sus alternativas de esperanza y de temor; en suma, mientras somos el sujeto de la voluntad no es posible que disfrutemos dicha ni tranquilidad. Ya seamos perseguidores o perseguidos, ya temamos la desgracia o corramos tras los placeres, en el fondo todo es lo mismo, los cuidados que nos produce la voluntad exigente, cualquiera que sea su forma, agitan y desasosiegan constantemente nuestra conciencia y sin tranquilidad no hay dicha posible. De este modo el sujeto de la voluntad está atado a la rueda de Ixión, está condenado a llenar el tonel de las Danaides, al suplicio de Tántalo.
     Pero cuando una circunstancia exterior o nuestro mismo estado de ánimo nos arranca, de improviso, al torrente sin fin de la voluntad y emancipa nuestro conocimiento de la esclavitud del deseo, la atención ya no se dirige a los motivos de la voluntad, sino que concibe las cosas libres de sus relaciones con el querer, por consiguiente, de un modo desinteresado, sin subjetividad, de una manera puramente objetiva, entregándose a ellas plenamente, en cuanto son puras representaciones y no meros motivos, entonces la tranquilidad, buscada antes por el camino del querer y siempre huidiza, aparece por primera vez y nos colma de dicha. Surge entonces aquel estado libre de dolores que Epicuro encarecía como el supremo bien, como el estado de los dioses, pues en aquel instante nos vemos libres del ruin acoso de la voluntad, celebramos el sábado de la voluntad y la rueda de Ixión cesa de dar vueltas.
   Semejante estado es el que yo describí anteriormente como indispensable para el conocimiento de la Idea, como pura contemplación; nuestra personalidad desaparece en la intuición, nos perdemos en el objeto, nos sustraemos al principio de razón, al conocimiento de las relaciones y a la vez las cosas se nos aparecen como Ideas y el individuo se convierte en  puro objeto del conocer sin voluntad, apartándose de la corriente del tiempo y de la cadena de relaciones. Entonces, lo mismo da contemplar la puesta de sol desde un calabozo que desde un palacio."
A. Schopenhauer "El mundo como voluntad y representación"

Así lo creo, y esdedesear.

Un ojo que ve el sol y una mano que siente la tierra.

"El mundo es mi representación: esta verdad es aplicable a todo ser que vive y conoce, aunque solo al hombre le sea dado tener conciencia de ella; llegar a conocerla es poseer el sentido filosófico. Cuando el hombre conoce esta verdad estará para él claramente demostrado que no conoce un sol ni una tierra, y sí unicamente un ojo que ve el sol y una mano que siente el contacto de la tierra; que el mundo que le rodea no existe más que como una representación, esto es, en relación con otro ser; aquel que le percibe, o sea él mismo. Si hay alguna verdad a priori es esta, pues expresa la forma general de la experiencia, la más general de todas, incluídas la del tiempo, espacio y causalidad, puesto que la suponen."

De El mundo como voluntad y representación. Por Arthur Schopenhauer.



El sábado fui a ver el documental "Rivers and Tides", sobre la obra del escultor Andy Godsworthy, quizás algunos ya lo conozcais. ´¡Qué buen rato de plenitud de goce estético!
Y aunque merecería una entrada para él solito, si supiera yo decir
en este caso algo más que: ¡mmm! ¡guauuu! ¡Qué preciosidad! y otras simplezas por el estilo, quiero hablaros de algo, de las reflexiones que me inspiró un escueto diálogo entre el escultor y un observador que acertó a pasar por allí mientras creaba esta estructura que veis en la foto. (en el video que os señalo abajó lo podeis escuchar del original).



Contemplaba Andy Goldsworthy su recien terminada obra, construída como todas las suyas en la naturaleza, charlando con un paisano que acertó a pasar por allí. El paisano le contaba cómo en aquellos lugares él mismo había tenido distintas experiencias desde niño. Le dedicó también unas palabras alabando lo que veía. Y sin dejar de mirar un momento, le interrogó con la misma tranquilidad con que había conducido su anterior discurso.
- ¿Qué espera que suceda cuando le alcance la marea? ¿Espera que flote?


Le había estado observando mientras trabajaba, allí no había más estructura ni otro material que unos leños que iba recogiendo de los alrededores y entrecruzando al albur. Su amplia experiencia vital de lugareño podía ser suficiente para dar por sentado que aquello sería arrastrado por la marea y destruído en más o menos tiempo. Podía haberlo asegurado, advertirle con contundencia. Podía incluso bromear con su ingenuidad. Pero no, en su diálogo incluía generosamente la incertidumbre acerca de alguna posibilidad distinta que se albergase en la experiencia del "otro", ese otro con el que charlaba tan respetuosamente. A eso le llamo yo "objetividad". El mundo nos ofrece sus ríos y mareas universales sometidos a cambios regulares que se convierten en leyes para nosotros y aún así, la representación que individualmente nos hacemos de él es lo que constituye la verdadera experiencia, exclusivo producto de nuestras singulares percepciones y deducciones "si hay alguna verdad a priori es ésta, pues representa la forma más general de experiencia". En esto "como en todo lo demás". Comprenderlo y aceptarlo supongo que nos hace más libres. Quizás penseis que mezclo churras con merinas, pues si, creo que si. Me pondré a pensar como separarlas. Esdedesear

"...El menosprecio de esta verdad es la primera falta de Kant. En cambio, desde los primeros tiempos fue reconocida por los pensadores de la India, constituyendo el principio fundamental de la filosofía vedanta atribuida a Vyasa. ..." Así comienza Schopenhauer su gran obra.

http://www.youtube.com/watch?v=iBcdL8uO71E&feature=related

El optimismo del fracasado.

"Y allí, en aquel quiosco, en la pequeña mecedora de mimbre amarillo, un día se quedó cuatro horas enteras leyendo con creciente emoción un libro que había ido a parar a sus manos de manera medio casual, medio intencionada. Después del segundo desayuno, con el cigarrillo en la boca, lo había encontrado en la salita de fumar, escondido en un recóndito rincón de la estantería detrás de otros gruesos volúmenes; recordaba habérselo comprado a su librero habitual hacía ni se sabe cuánto tiempo a un precio de oferta, sin concederle gran valor...
Le invadió un sentimiento de satisfacción desconocido para él, profundo y agradecido. Era la incomparable satisfacción de ver cómo una mente privilegiada y superior se hacía dueña de esta vida tan dura, cruel y grotesca para someterla y juzgarla..., la satisfacción del que sufre, del que, dadas la frialdad y dureza de la vida, oculta constantemente su sufrimiento con vergüenza y mala conciencia y, de repente, recibe de manos de alguien grande y sabio el derecho fundamental y solemne a sufrir a causa de este mundo; de este mundo que supuestamente es el mejor de todos los mundos posibles pero que, como se demostraba con brillante ironía, es el peor de todos los imaginables. (...)
Le faltaban pocas líneas para terminar cuando, a las cuatro de la tarde, llegó la criada a través del jardín para llamarle a la mesa.... Sentía que todo su ser se había engrandecido de forma asombrosa y que una pesada y oscura embriaguez se había apoderado de él; su mente flotaba en una extraña nebulosa, fascinada por completo por algo indeciblemente nuevo, arrebatador y lleno de promesas que le recordaba al primer enamoramiento, tan anhelante y esperanzado. No obstante..."
* El libro en cuestión es, pues, "El mundo como voluntad y representación" de Schopenhauer ( 1819) y el capítulo el 41 de los Complementos al Libro Cuarto, publicados en 1844 (citado según la edición de Roberto R. Aramayo; Fondo de Cultura Económica-Círculo de Lectores,2003. N. de la T.

De "Los Buddenbrook" por Thomas Mann.

En la edición que yo tengo (Editorial Porrúa, México 1987) de éste libro del admirado filósofo (admiración que tengo la suerte de compartir con Thomas Mann y al que le debo habérmelo hecho atractivo), Friedrich Sauer, no tiene una opinión tan favorable. Cree que no procedió científicamente al prescindir de investigaciones de la filosofía medieval, que es impreciso, que incurrre en contradicciones, y que una doctrina llena de contradicciones no puede ni ser verdadera ni contribuir a favorecer el conocimiento de la verdad, entre otras cosas. Estoy en total desacuerdo, en mi opinión es justo lo contrario. Quizás esta visión mía, tan personal, lo sea por esto que el mismo Sauer dice en su introducción "es un hecho que su doctrina encontró muchos partidarios, seguramente no entre los profesores de filosofía tan odiados por él, pero quizá entre todos los muchos hombres que de alguna manera fracasaron en la vida". Quizá, así sea. Puede que su doctrina no sea verdadera, ni me importa, ya no tengo muy buena opinión sobre la necesidad de poseer la verdad, pero lo que me niego es a seguir la estela de los que dicen que la doctrina de Schopenhauer es pesimista. Lo habrán leído concienzudamente pero, lo siento, no lo han entendido. Merece la pena comprobarlo. Esdedesear.

¡Esa rutina!

" Un temperamento tranquilo y sereno, que proviene de una salud completa y de una organización feliz, un entendimiento claro y penetrante, que aprehende correctamente, una voluntad temperada y suave, y por tanto una conciencia tranquila; estas son ventajas que ningún rango o riqueza pueden sustituir... un hombre ingenioso, en completa soledad tiene una excelente recreación en sus propios pensamientos, mientras que el cambio constante de círculos sociales, espectáculos, excursiones y diversiones no logra apartar el tedio martirizante de un embotado".
De "El mundo como voluntad y representación" por Arthur Schopenhauer.

Las palabras de Schopenhauer complacen aunque es difícil olvidar que esos círculos sociales que vitupera son los que incluían a su propia madre Johanna y las figuras intelectuales del momento en Weimar, sobre todo Goethe, por cuya aceptación se moría directamente. Conflicto psicológico que le hacía sufrir como lo hacía el éxito académico de Hegel frente al insuperable fracaso propio. Lo que importa, como siempre, es lo que su mensaje nos diga a nosotros, una vez repuestos de esas constataciones imprescindibles (yo me quedo con "El mundo como voluntad y representación" y trato de olvidar lo que he leído en los "Parerga" o en el Epistolario de Weimar, cartas del propio Schopenhauer, su madre Johanna y Goethe), aunque dolorosas siempre son catárticas.

He querido traer este fragmento aquí, para hablar de la rutina. Arando, arando, (el lenguaje como decíamos)nos encontramos muchas veces con expresiones coloquiales que demuestran cómo a menudo atribuímos a algo de condición externa a nosotros la causa de nuestros males, condición externa como la del phármakos, ese chivo-expiatorio de los griegos al que sacrificaban para acabar con las crisis. Recuerdo una conversación con una amiga que mantenía, como suele ser habitual, que "la rutina acaba con el amor". Buena excusa, buen phármakos, pero al final... fármacos. Otra muy común me viene ahora a la cabeza, es la de culpar a la "adolescencia" de las características "molestas" que empiezan a tener los niños para con padres, profesores, sociedad en general, en un momento dado; ya vimos el otro día que vamos camino de medicar también estas molestias, del phármakos al fármaco, lo mismo ocurre con el cuidado de los mayores, "las casas de hoy en día son muy pequeñas", es la justificación en este caso. O la tan traída y llevada del clima y los cambios de estación para explicar los "bajones"... no se que me pasa, será la primavera, y de primavera en primavera y tiro porque me... no rima, así que lo dejo. Supongo que se os ocurren muchos chivos más de los que más usamos en nuestro lenguaje.

Bueno, que me enrollo y "me rallo", quería hablar de la rutina, en concreto de lo mucho que me gusta la rutina y de lo poco que creo en que acabe con nada que sea auténticamente bueno. Por suerte, hace ya mucho que descubrí que nada me hace más feliz que repetir una y otra vez determinados hábitos que fuí guardando celosamente a medida que se me iluminaba el bombillo de su descubrimiento. Uno de ellos es pasear al lado del mar, rutina para los 365 días del año si puedo, y suelo-querer-poder (así que dejémoslo en 300). Otra, hablando de paseos, es el que me gusta hacer en ocasiones, como hoy, en las primeras horas del día por la Ciudad Vieja de mi ciudad, con el aire fresco de la mañana, por las callejuelas silentes y recogidas.


Me reconforto en las Bárbaras, y me caigo en la Colegiata, que me acoge con las puertas abiertas de par en par, la admiro tranquila y relajadamente, de una forma que no puedo hacer con el bullicio de bodas y eventos habituales.








Luego a la Iglesia de Santiago que si es bella por fuera, mucho más me parece por dentro, me quedo un rato recreándola con la mirada a cámara lenta. Ni un alma, al menos en los días en que no nos visita un trasatlántico.
























Regreso por Azcárraga, pido algo en la Fuente de los Deseos, hoy, aunque tengo algunos pendientes, le digo:¡Europa!. ¿Es mucho pedir? Esdedesear.















Velle non discitur

"El intelecto no puede hacer más que dilucidar en lo posible la naturaleza de los motivos, pero no puede determinar a la voluntad misma, pues hasta ella no puede llegar, es más: no puede comprenderla."

"Todo lo que los motivos pueden es variar la dirección de su esfuerzo, es decir, hacer que lo que la voluntad invariablemente persigue, lo busque por otro camino que lo había buscado hasta entonces. De modo que la enseñanza, el conocimiento perfeccionado, es decir, el influjo exterior, podrá mostrar a la voluntad que se equivocó en los medios y podrá hacer que el fin que se propone con arreglo a su íntima esencia lo busque por otra vía y hasta en un objeto diferente. Pero nunca podrá hacer que la voluntad quiera otra cosa que la que ha querido siempre...
De "El mundo como voluntad y representación". Por Arthur Schopenhauer.

En estos tiempos lo profesional, lo laboral, está, a mi juicio, sobredimensionado en lo afectivo, de forma que los seres humanos deseamos desarrollar nuestra "humanidad", nuestra esencia, lo que coloquialmente llamamos realizarnos, fundamentalmente en ese terreno. Es de risa, habida cuenta de que el "trabajo" es la consecuencia de un castigo... a lo mejor por eso. A todos nos pasa, en cierta medida. Las últimas reivindicaciones de las mujeres manifiestan una gran frustración en ese sentido, la igualdad pasa sobretodo por la igualdad en lo laboral, espero que eso no suponga el abandono de la lucha en el espacio íntimo, ya que este espacio, por oculto, escapa a los medios de comunicación, al atractivo mundo de la imagen.


Digo esto porque, al hilo de lo que hablábamos el otro día y reflexionando sobre mis modelos de mujer, que llamo modelos por la corriente de simpatía que ha permanecido hacia ellas en mi corazón a lo largo del tiempo (el principio de placer está en la base de nuestras identificaciones, ya sabemos), me he dado cuenta de que ninguna de ellas es "una profesional" en ese sentido. Tampoco son heroínas, mujeres fatales, o adorablemente superficiales, lo cual me preocupa seriamente ¿seré terriblemente aburrida? Tienen las tres mujeres de las que os voy a hablar varias cosas en común. A grandes rasgos diría que se parecen en fortaleza y decisión. Tienen de común también un "Otro", hombre, mundo... Y las tres pertenecen a la "vida literaria" que diría Gómez Pin. En fin, como buenos modelos son también ideales; la cruda realidad, como en la sección de "El programa de Berto" ( domingo noche en la Sexta) es otra cosa.


Una vez superada la inclinación hacia las mártires tipo María Goretti, muy habitual entre las niñas de mis tiempos, la más antigua en mi recuerdo, hacia mis veinte años, es la protagonista de "La Madre" de Maximo Gorki, mujer de gran fortaleza física y psicológica, voluntad y anhelo de lo bello y lo humano dentro de la más absoluta pobreza y miseria del último peldaño de la escala social. Todos los ingredientes de la protagonista de una novela realista y social, que se juzga panfletaria pero que me sigue encantando. No es tanto una "madre", como una conversa:

Fragmento de "La Madre" de Gorki.
Mi querido Andriusha-empezó a decir como si le hubiera abierto el corazón y brotaran de él, jugueteando, las palabras llenas de alegría-. Estuve reflexionando sobre mi vida. ¡Señor mío Jesucristo!Pero ¿para qué he vivido? Palizas..., trabajo...No he visto nada, salvo a mi marido, no he conocido nada salvo el miedo. Y cuando Pasha iba creciendo, no sé si me he dado cuenta de su presencia y le he querido mientras vivía mi marido. No lo sé. Todas mis preocupaciones, todos mis pensamientos se reducían a una cosa: preparar una buena comida para la fiera, que quedara satisfecho, darle sus caprichos, contentarle a tiempo para que no se pusiera sombrío, no me asustara con sus golpes, se apiadara de mí al menos una vez. No recuerdo que me tuviera lástima nunca. Me pegaba no como si pegara a su mujer sino a todos los que odiaba. De esa manera he vivido veinte años y lo que pasó antes de mi matrimonio no lo recuerdo. Lo recuerdo y, como si estuviera ciega, no veo nada. (...)-Cuando murió mi marido, me agarré a mi hijo, pero él se encaminó hacia estos trabajos. Entonces me sentí mal y me dio lástima de él....Si se pierde ¿como voy a vivir? Cuando pensaba en su porvenir, cuánto miedo, cuánta preocupación experimenté y cómo se me desgarraba el corazón- guardó silencio y, moviendo la cabeza, prosiguió en voz baja de modo significativo-: Nuestro amor, el amor de las mujeres, es impuro... Amamos lo que necesitamos. Sin embargo, me fijo en usted y veo que sufre porque le falta su madre; ¿para qué la necesita? Los demás sufren por el pueblo, van a la cárcel y a Siberia, mueren...Las mozas caminan solas de noche por el barro, por la nieve, bajo la lluvia, caminan siete verstas desde la ciudad hasta nuestra casa.¿Quién las obliga, quien las empuja? Ellas aman y aman con un amor limpio. ¡Tienen fe, Andriusha. Yo no sé amar así. Yo amo lo mío, lo cercano. Velle non discitur (no se aprende a querer). Séneca. Continuará, esdedesear.

Modelos y modelos.

"Pero fuera del tiempo, sólo existe la voluntad, la cosa en sí, de Kant, y su objetivación adecuada, la Idea, de Platón. De aquí que el suicidio no nos salve; lo que cada uno quiere en el fondo de su ser es lo que debe ser, y lo que cada uno es, es precisamente, lo que quiere ser"
De " El mundo como voluntad y representación "por Arthur Schopenhauer.


Hace años una amiga me contaba que su psicoanalista le había preguntado en una sesión determinada cual sería su modelo de mujer. Ella, que tenía una apariencia abosolutamente virginal, de portal de Belen total, desprovista asímismo de los rasgos "ad hoc", contestó, con gran sorpresa por su parte, lo primero que le vino a la cabeza, como se le pedía: Mata Hari. Fue para ella un feliz descubrimiento que le sirvió en su futuro desarrollo personal.

Tomemos en consideración la definición de "modelo" en su aspecto científico aunque sea prestado para el discurso coloquial. (separación ciencias naturales/humanas en la que no creo pero tampoco quiero ponerme "espesa" porque no es el motivo de este blog, ni mucho menos). Se denomina modelo (científico) al resultado del proceso de generar una representación abstracta, conceptual, gráfica o visual... Efectivamente, esta misma definición sirve para esos modelos que consciente o inconscientemente y desde luego sin saberlo "motivan"nuestra conducta ya sea por identificación o por negación, que para el caso es lo mismo, de una u otra forma nos dirigen....a fin de analizar, describir, explicar, simular, en general, explorar, controlar y predecir esos fenómenos o procesos. Que el científico copie (quien toma prestado el término? ya que no existe la ciencia infusa) el "modelo" a utilizar en ciencia del propio funcionamiento de los procesos psíquicos elementales e involuntarios, no hace menos "modelo" al "modelo" de andar por casa que es nuestra imaginación.

Pues bien, otra forma de atrapar esa voluntad que se nos escurre entre las ideas, ese "Este eres tu" del que hablaban los Vedas, el "conócete a ti mismo" del Oráculo, para la posible realización de la vocación, la aletheia, de Schopenhauer y Ortega, para la salvación de que todos nos hablan, y que, como os conté, entiendo en el sentido foucaultiano del que hablaba en las primeras entradas de este blog, es contrastarnos con los "modelos" que tenemos en la mente. Son fantasías, pero son nuestras fantasías. No podemos obviarlas, no debemos hacerlo, porque "Trat twan asi", este eres tu, es nuestra potencia de obrar como nos dice Spinoza, el alma se esfuerza en imaginar las cosas que aumentan o favorecen la potencia de obrar del cuerpo. He estado haciéndolo estos días al acordarme de la anécdota del principio y también yo pensé en los modelos de mujer de mi imaginación que os contaré en la próxima entrada. Id pensando en los vuestros. Esdedesear.

Libros como espejos.

"La vida de cada individuo es siempre un espectáculo trágico, pero vista en sus detalles se convierte en un sainete, pues las vicisitudes y tormentos diarios, las molestias incesantes, los deseos y temores de la semana, las contrariedades de cada hora, son verdaderos pasos de comedia. Pero lo que constituye una verdadera tragedia son las decepciones, las ilusiones que la suerte pisotea cruelmente, nuestros errores y el dolor creciente, cuyo desenlace es la muerte."
De "El mundo como voluntad y representación." Por Arthur Schopenhauer.

Todos sabemos que el legado que debemos a Schopenhauer, su búsqueda de objetividad de criterio, parten de su propio carácter atormentado, arrogante, provocador, que le causó no pocas desdichas. Sus hallazgos son sobre todo el producto de un arrepentimiento que valoraba como el más exacto conocimiento de sí mismo por ser la ecuación entre nuestras acciones y nuestra intención real. Solo de una humillación grande pueden salir las palabras que nos ofrece en este fragmento que produjo en mi un tremendo y fructífero impacto cuando lo leí en su momento. Es cierto, la vida no deja de ser un sainete en la perspectiva del tiempo pero al que damos un errado valor de tragedia momento a momento.

Pero voy a hablaros de un "sainete" en concreto. Charlaba ayer con una amiga sobre el asombro que me produce que muchas personas subrayen los libros de los demás. De esta forma, por ejemplo, constantemente encuentras que los libros de las bibliotecas están llenos de subrayados, anotaciones, aclaraciones, etc. Lo mismo ocurre, a veces, con los libros que prestas, que te los devuelven subrayados. Supongo que el que lo hace encuentra una razón para hacerlo pero no acierto a comprenderla. No me llega con pensar solo en que es una falta de respeto. Más bien me inclino a pensar que con absoluta subjetividad cree que lo que "destaca" con su acción es lo verdaderamente digno de subrayarse y que el sujeto que lea nuevamente el libro agradecerá que se haya molestado en hacerlo. Por esa regla de tres, los libros podrían ya venir subrayados por el autor, ya que él sería el más adecuado, pero en fin... hablando de subrayados, me viene a la memoria uno que me tocó en suerte y os lo voy a contar.

Leía yo, precisamente "El amor, las mujeres y la muerte" del mismo autor, libro que tomé prestado en la biblioteca. Un individuo se había propuesto hacer casi un tratado paralelo anotando, subrayando, rodeando con toda clase de signos, entreflechando impenitentemente el libro. Se manifestaba como un sufridor que se siente víctima de la ignorancia y necedad del mundo y entra en una especie de estado de euforia al ver que otra persona, igual que él, alberga un profundo desprecio por el género humano. Se muestra de acuerdo con Schopenhauer en que los hijos heredan de los padres el carácter... tendrá del padre la voluntad o el carácter, de la madre la inteligencia; de ambos la constitución física.. lo hace entre corchetes y flechas, dándole gran importancia, pero al llegar al capítulo titulado "Las mujeres", amplía el título escribiendo debajo "Zorras" y a continuación entre flechas todos los textos que loan la inteligencia y la razón del hombre o también los que afirman el débil juicio de la mujer que no ve más que lo que tiene delante de los ojos, todos sus defectos y vicios, su falsedad, el oscurecimiento del entendimiento del hombre por el amor y por haber llegado a llamar bello al sexo femenino, lo injusto de haber dejado participar a las mujeres en la sociedad, la celada de la naturaleza que supone para el hombre el matrimonio...

El ímpetu aumenta cuando se trata del honor de las mujeres, que parece afectarle de forma especialísima, lo rodea de varios corchetes, paréntesis y flechas; una joven soltera que ha caído, se ha hecho culpable de traición... lo misma suerte espera a una mujer adúltera..." y añade el lector ¡¡¡NO!!! y confiesa en un texto propio "Lulú quería tener un hijo porque según Schopenhauer...las mujeres únicamente han sido creadas para la propagación de la especie.
Hace también alusiones a sí mismo porque subraya un alma grande, un genio, que experimenta en el mundo los mismos sentimientos de un noble prisionero por razones de estado que se viera en presidio con vulgares malhechores en torno suyo...hay que aislarse... primero vivir sólo que entre traidores. Y tan fresco. Lo que hay que ver...¿Sainete o tragedia?

¡Éste eres tu!

"Mas el hombre no es sino lo que él se hace. En cada instante, queramos o no, tenemos que decidir lo que vamos a ser, esto es, lo que vamos a hacer en el siguiente... forzados a elegir... se elige uno a sí mismo entre muchos posibles"sí mismo". Entre los muchos haceres posibles el hombre tiene que acertar con el suyo y resolverse...La mayor parte de los hombres, sin embargo, se ocupan denodadamente en huir de él, falsificando su vida por no lograr que su hacer coincida con su quehacer... ¿Como no se ha advertido que la paradójica condición del hombre radica en que no puede ser lo que quiera, sino lo que tiene que ser necesariamente y al mismo tiempo puede no aceptar esa necesidad, eludirla, defraudarla?"
Del Prólogo a Obras Completas (1932) por José Ortega y Gasset

"Así pues queda claro, en virtud de todo esto, que nosotros no intentamos, queremos, apetecemos ni deseamos algo porque lo juzguemos bueno, sino que al contrario, juzgamos que algo es bueno porque lo intentamos, queremos, apetecemos y deseamos." De Ética, por B.Spinoza

Una mañana soleada de octubre, sentada en unas rocas, frente al mar, leía "Schopenhauer, Nietzsche, Freud" de Thomas Mann. En "Relato de mi vida" describía este autor, intimista, las emociones que le había producido el hallazgo de un libro que contenía la obra de Schopenhauer "El mundo como voluntad y representación": "...pero lo más esencial de todo aquello era una embriaguez metafísica que tenía gran relación con una sexualidad que estallaba tardía y violentamente y que era más bien de índole mística y pasional que propiamente filosófica". Un tiempo después yo también me encontré con el mismo libro, que compré por recomendación de un librero que decía que debía aprovechar la ocasión pues iba a ser difícil conseguir aquella edición en adelante. No lo leí entonces, pero el recuerdo de la crítica de Mann junto con un primer vistazo superficial, sus confidencias emotivas y el olor de las páginas de aquella edición, clavaron en mí las primeras flechas de Cupido.

Durante la carrera, cada curso, estudiábamos una asignatura que se llamaba"Historia de la Filosofía" que abarcaba unos cuantos siglos por curso, desde griegos hasta contemporaneos. Había planeado que al llegar a cuarto, siglo XIX, sería la ocasión para dedicarle mi investigación, pero mi sorpresa fue que Schopenhauer no estaba en el programa, estaban Comte, Nietzsche, Hegel, de éste último el profesor titular de la asignatura era un especialista. Ajena, como soy de carácter, a consideraciones más utilitarias me dirigí a él para plantearle mi aspiración, y accedió. ¡Allá Vd., usted verá...! Supongo que, como buen filósofo, no quería poner límites a mis afanes "metafísicos" y me embarqué en una aventura en la que, ahora me doy cuenta, solo contemplaba y primaba mi deseo de adentrarme en aquel enamoramiento. Sólo de él era consciente, no existía para mí el deseo del profesor, que habría volcado sus intereses en el diseño del programa, digo yo, y que sería especialista en Hegel por algo, digo yo. Todo ésto lo veo ahora, mirando hacia atrás, como, por cierto, dice Schopenhauer que es la única forma de conocer nuestra voluntad: "En efecto, el intelecto no se entera de las decisiones de la voluntad más que a posteriori y empíricamente"El resultado ya lo conoceis, feliz durante y feliz al final, todo fué disfrutar ¡Vd. verá! se convirtió en un ¡Deslumbrante, magnífico! (suena a farol, je,je, pero es cierto) en una nota manuscrita que acompañaba a la devolución de mi trabajo. Yo no lo buscaba, lo sé ahora, buscaba solo trabajar sobre aquellas ideas intuídas, desentrañarlas.Y la calificación, la evaluación, la circunstancia, por añadidura, me sorprendió y me gratificó también. ¿Era inconsciente de lo que hacía? No. Era consciente de mi deseo. Y además no tenía miedos que lo enturbiaran, y no era exceso de confianza, pues entonces carecía totalmente de ella. "El perfil de éste (el quehacer) surge al enfrentar la vocación de cada cual con la circunstancia. Nuestra vocación oprime la circunstancia, como ensayándo realizarse en ésta. Pero ésta responde poniendo condiciones a la vocación. Se trata pues de una dinamismo y lucha permanente entre el contorno y nuestro yo necesario" (Ortega).

Es frecuente que la palabra "vocación" esté asociada a un parcial desarrollo de nuestra personalidad, la profesión, la afición, etc. Y sin embargo tengo para mí que la vocación ha de realizarse en todas las facetas de nuestra materialización humana. Nada me parece más estéril que el empeño en hacer lo que el otro quiere, o lo que imaginamos que quiere (la confusión está servida en este terreno tan difícil de delimitar) , sea pareja, amigos, compañeros de trabajo, sociedad,"el mundo", si lo hacemos contrariando el deseo propio esperando recompensa de ello, incluso si la recompensa es para los demás. No solo nos hace permanecer insatisfechos a nosotros mismos sino que ese"sacrificio" (excepción hecha de sádicos y masoquistas) carece de la originalidad necesaria para convertirse también en el placer de aquel al que queríamos "complacer", com-placer solo puede derivar del placer compartido. El resultado suele ser el disgusto, el reproche, en fin, el displacer de todos con su efecto de rebote. Nos obliga a permanecer en un horizonte chato. "Uno por otro, la casa sin barrer". Por el contrario, nada me parece más feliz que hacer lo que uno elige y desea, si además lo puede compartir se multiplicará la satisfacción, pero en todo caso siempre producirá una ganancia, un enriquecimiento, el que conlleva la realización del deseo y el alejamiento de la amargura. Elegir el instante siguiente sin defraudar la necesidad, sin eludirla, dice Ortega. La vocación no es la meta, es el camino, en él se substancia a cada instante. En mi opinión no se trata de reclamar su fraude al "maestro armero" sino de preguntarnos a nosotros mismos cuánto nos hemos defraudado, cuánto de injustos hemos sido con nosotros mismos.

"Y esta verdad es que la voluntad es la esencia de cada fenómeno, pero en cuanto voluntad pura está emancipada de las formas del fenómeno y por consiguiente, de la multiplicidad. Verdad que en relación con la conducta no encuentra otra expresión más elevada que la que le dan los Vedas. !Trat twan asi¡ Éste eres tu. El que se la asimila con claro conocimiento y con firme persuasión y la aplica a todas las críticas que encuentra en su camino, poseerá ipso facto, la fuente de toda virtud y de toda felicidad y estará en el camino de la salvación.".(Todas las citas de Schopenhauer son de "El mundo como voluntad y representación.")
¿Trat twan asi?. Esdedesear