Libros como espejos.

"La vida de cada individuo es siempre un espectáculo trágico, pero vista en sus detalles se convierte en un sainete, pues las vicisitudes y tormentos diarios, las molestias incesantes, los deseos y temores de la semana, las contrariedades de cada hora, son verdaderos pasos de comedia. Pero lo que constituye una verdadera tragedia son las decepciones, las ilusiones que la suerte pisotea cruelmente, nuestros errores y el dolor creciente, cuyo desenlace es la muerte."
De "El mundo como voluntad y representación." Por Arthur Schopenhauer.

Todos sabemos que el legado que debemos a Schopenhauer, su búsqueda de objetividad de criterio, parten de su propio carácter atormentado, arrogante, provocador, que le causó no pocas desdichas. Sus hallazgos son sobre todo el producto de un arrepentimiento que valoraba como el más exacto conocimiento de sí mismo por ser la ecuación entre nuestras acciones y nuestra intención real. Solo de una humillación grande pueden salir las palabras que nos ofrece en este fragmento que produjo en mi un tremendo y fructífero impacto cuando lo leí en su momento. Es cierto, la vida no deja de ser un sainete en la perspectiva del tiempo pero al que damos un errado valor de tragedia momento a momento.

Pero voy a hablaros de un "sainete" en concreto. Charlaba ayer con una amiga sobre el asombro que me produce que muchas personas subrayen los libros de los demás. De esta forma, por ejemplo, constantemente encuentras que los libros de las bibliotecas están llenos de subrayados, anotaciones, aclaraciones, etc. Lo mismo ocurre, a veces, con los libros que prestas, que te los devuelven subrayados. Supongo que el que lo hace encuentra una razón para hacerlo pero no acierto a comprenderla. No me llega con pensar solo en que es una falta de respeto. Más bien me inclino a pensar que con absoluta subjetividad cree que lo que "destaca" con su acción es lo verdaderamente digno de subrayarse y que el sujeto que lea nuevamente el libro agradecerá que se haya molestado en hacerlo. Por esa regla de tres, los libros podrían ya venir subrayados por el autor, ya que él sería el más adecuado, pero en fin... hablando de subrayados, me viene a la memoria uno que me tocó en suerte y os lo voy a contar.

Leía yo, precisamente "El amor, las mujeres y la muerte" del mismo autor, libro que tomé prestado en la biblioteca. Un individuo se había propuesto hacer casi un tratado paralelo anotando, subrayando, rodeando con toda clase de signos, entreflechando impenitentemente el libro. Se manifestaba como un sufridor que se siente víctima de la ignorancia y necedad del mundo y entra en una especie de estado de euforia al ver que otra persona, igual que él, alberga un profundo desprecio por el género humano. Se muestra de acuerdo con Schopenhauer en que los hijos heredan de los padres el carácter... tendrá del padre la voluntad o el carácter, de la madre la inteligencia; de ambos la constitución física.. lo hace entre corchetes y flechas, dándole gran importancia, pero al llegar al capítulo titulado "Las mujeres", amplía el título escribiendo debajo "Zorras" y a continuación entre flechas todos los textos que loan la inteligencia y la razón del hombre o también los que afirman el débil juicio de la mujer que no ve más que lo que tiene delante de los ojos, todos sus defectos y vicios, su falsedad, el oscurecimiento del entendimiento del hombre por el amor y por haber llegado a llamar bello al sexo femenino, lo injusto de haber dejado participar a las mujeres en la sociedad, la celada de la naturaleza que supone para el hombre el matrimonio...

El ímpetu aumenta cuando se trata del honor de las mujeres, que parece afectarle de forma especialísima, lo rodea de varios corchetes, paréntesis y flechas; una joven soltera que ha caído, se ha hecho culpable de traición... lo misma suerte espera a una mujer adúltera..." y añade el lector ¡¡¡NO!!! y confiesa en un texto propio "Lulú quería tener un hijo porque según Schopenhauer...las mujeres únicamente han sido creadas para la propagación de la especie.
Hace también alusiones a sí mismo porque subraya un alma grande, un genio, que experimenta en el mundo los mismos sentimientos de un noble prisionero por razones de estado que se viera en presidio con vulgares malhechores en torno suyo...hay que aislarse... primero vivir sólo que entre traidores. Y tan fresco. Lo que hay que ver...¿Sainete o tragedia?