Mostrando entradas con la etiqueta Freud. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Freud. Mostrar todas las entradas

Algo que contarte

"Después de que Miriam y yo nos marchásemos, madre se pasó años hablando de vender la casa familiar y comprarse un "piso de abuelita" pequeño. Esperábamos que lo hiciera, porque le gustaba sentarse siempre en el mismo sitio y hacer las mismas cosas todos los días, algo que nunca había podido entender hasta que leí Más allá del principio de placer, donde Freud define esa reiteración como demoníaca y la califica sencillamente de muerte. Así que puso en venta la casa y para sorpresa nuestra la vendió."

De "Algo que contarte" por Hanif Kureishi

Vaya por delante que no había leído nada de Kureishi y me está encantando. Este fragmento que extraígo no es ni mucho menos significativo ni orientador para invitar a su lectura, algo que, sin embargo, hago desde este mismo instante. Es entretenido, inteligente, divertido y profundo a la vez. Estupendo. Quizás sea lo que más se acerque al libro que me hubiera gustado escribir, odio no tener ese talento.

Pero traigo aqui este fragmento por algo que me inspiró y que quiero contar. En un primer momento, al verme tan reconocida me produjo cierto desasosiego, ¿comooor? Justo lo que yo consideraba una conquista, todas esas adoradas rutinas a las que ya no puedo ni quiero renunciar, podía, de repente, ser algo más parecido a una rendición. Y no es que me perturbe la semántica de las palabras, ¡rendida pero contenta! eso es lo que importa. Hechos, hechos. Pero lo estupendo es que, como todo cuestionamiento, esa inquietud me llevó nuevamente a la relectura de Freud, Más allá del principio de placer. Poco importan las extensas aclaraciones que fui desgranando sobre este particular, en este caso concreto. Lo que importa es que volver a Freud siempre es una maravilla. Si alguno no lo leyó todavía aqui dejo este link por si apetece, http://www.librosgratisweb.com/pdf/freud-sigmund/mas-alla-del-principio-del-placer-y-otras-obras.pdf

No es fácil, si se quiere ir algo más allá de una superficial lectura como las que abundan y que tanto inclinan a manifestar que Freud está superado.(Decir que está superado condena a no superarlo y yo no lo recomendaría ) Hace falta cierta concentración y disposición de la voluntad, pero al final es el instrumento más eficaz, en mi opinión, para comprender las incógnitas sobre los asombrosos comportamientos y experiencias de la trayectoria vital.

"Los hechos que nos movieron a creer que el principio de placer rige la vida anímica encuentran su expresión también en la hipótesis de que el aparato anímico se afana por mantener lo más baja posible, o al menos constante, la cantidad de excitación presente en él. Esto equivale a decir lo mismo, solo que de otra manera, pues si el trabajo del aparato anímico se empeña en mantener baja la cantidad de excitación, todo cuanto sea apto para incrementarla se sentirá como disfuncional, vale decir como displacentero. El principio de placer se deriva del principio de constancia"

"Pero entonces debemos decir que, en verdad, es incorrecto hablar de un imperio del principio de placer sobre el decurso de los procesos anímicos. Si así fuera la abrumadora mayoría de nuestros procesos anímicos tendría que ir acompañada de placer o llevar a él; y la expereincia más universal refuta enérgicamente esta conclusión. Por tanto, la situación no puede ser sino esta; en el alma existe una fuerte tendencia al principio de placer, pero ciertas otras fuerzas o constelaciones la contrarían, de suerte que el resultado final no siempre puede corresponder a la tendencia al placer."

De Mas allá del principio de placer. Por Sigmund Freud.

"Se interrumpió para preguntarme si estaba escribiendo algo. Empecé por hablarle de una idea de la que aún no estaba seguro. Henry nunca había sido muy buen lector de mi obra, porque en cualquier cosa que le dijera veían una oportunidad para considerar sus propios pensamientos. Josephine no leía mucho pero sus comentarios siempre eran pertinentes.

Le dije que quería intentar trasladar el análisis de la oscuridad técnica y el cientifismo- o sea, los analistas, escribiendo para sus colegas y para los estudiantes- a terrenos más populares en lo que pueda volver a ser, como lo fue en los lúcidos escritos de Freud, algo que se ocupa de lo que interesa a todos: la infancia, la sexualidad, las enfermedades, la muerte, el problema del placer. De lo contrario a la gente no le quedarán más que los libros de autoayuda y los autores que ponen "Doctor" en la portada, cosa que es una garantía de estupidez." Sigue Kureishi y no os fieis de estos dos fragmentos angelicales, la novela es un cañón de obuses a nuestras adormecidas sensibilidades. Esdedesear.













.

Reivindicar matando.

"Los ejemplos de afinidad con el pensamiento psicoanalítico a lo largo de la obra de Canetti son numerosos, y daré unos cuantos ejemplos:
— La desmitificación de un ser humano angelical que es reemplazado por un ser ambivalente y cruel, en realidad un asesino, que se debate entre el amor y el odio.
— Tanto Freud como Canetti conceden una gran importancia a los procesos mentales conscientes e inconscientes como determinantes de la conducta humana individual y de grupos, y, a diferencia de otros autores (Ortega, Le Bon), descartan los movimientos sociales o ideológicos como motores de la conducta humana. Para ambos, el motor de la humanidad es el individuo y su psiquismo.
— Ambos coinciden en la importancia del autoconocimiento como la meta principal del hombre y su solución. La salvación del hombre de la barbarie está en conocerse.
— La importancia de la experiencia emocional directa para adquirir el conocimiento. El verdadero conocimiento no es transferible, no se puede enseñar.

De "Canetti y el psicoanálisis". Por Raquel Kleinman.


Poco más puedo decir yo, sino es referirme a la imagen que arriba os muestro, una de las muchas que nuestro enorme intelectual gallego Castelao ha dejado para nuestra íntima reflexión. Paralelas a nuestras vidas cotidianas, ellas mismas preñadas de la incompresión por las propias decepciones y sufrimientos innecesarios, están éstas otras en las que se puede llegar a matar por amor. La mayor incomprensión nos viene dada porque la causa del dolor sean los "otros", esos mismos a los que tanto necesitamos, dependientes como somos de su reconocimiento y de su compañía. Y, desesperados por no poder encontrar causas explicables sencillamente lo achacamos a la "irracionalidad" del ser humano sin pararnos, las más de las veces, a pensar qué es esa irracionalidad a la que atribumos nuestros males y sobre todo, qué podemos hacer con ella, porque sí podemos hacer algo, es poca la libertad de movimientos que tenemos pero hay alguna y muy fructífera.

Pues sí, en un momento de la historia del pensamiento algunos genios pensaron sobre eso, todos sabemos que hay tres obras capitales para el mundo moderno: "El Capital" de Marx, "El Nacimiento de la Tragedia" de Nietzsche y "La Interpretación de los sueños" de Freud, las tres nos obligan a una interpretación de nosotros mismos y nos llevan a una autorreflexión y crítica. En concreto el psiconálisis freudiano vino a ampliar las posibilidades de la realidad humana en ese sentido porque, como dice Manuel Suances en su estudio "Freud y el psicoanálisis":

" acabó con el menosprecio del inconsciente psicológico que marchaba paralelo con el desprecio del trabajador, al hombre desposeído social y económicamente, con el desprecio a los pueblos primitivos, llamados bárbaros y con el desprecio de otras culturas lejanas en el espacio y la historia. Y porque desarrolló la autocrítica y la autorreflexión: autocrítica y autorreflexión imparable basada siempre en el análisis minucioso de los hechos y su posterior reflexión. También crítica de los tabues psicológicos y sociales que marcaban la cultura. Desconocíamos que toda dicotomía de cuerpo y alma, cerebro y pensamiento, arte y ciencia, cultura humanísitica y cultura científica responde a una sección quirúrgica que pasa inevitablemente por el sector más importante de la realidad destruyéndolo. Solo con una autorreflexión sobre las condiciones psicológicas y sobre los intereses emocionales o de clase, económicos o históricos que condicionan esta eliminación de lo más rico de la realidad al pretender ordenarla y clasificarla, somos capaces de recuperar lo perdido y de darnos cuenta de la grave amputación, que inconscientemente, llevamos a cabo en una parte esencial de la realidad." Yo también lo creo y esdedesear.

Asilvestrados

"Los lectores de Canetti conocen su proverbial aversión al psicoanálisis y a Freud, y se preguntarán, con razón, acerca de las razones de una psicoanalista para querer dedicar un libro a Canetti. Al leer su obra, que desde un primer momento me cautivó, me di cuenta de la contradicción tan notable que encerraba su actitud hacia el psicoanálisis. Por una parte, su enfoque de la naturaleza humana y de los fenómenos de la masa y el poder corrían en paralelo a las ideas del psicoanálisis, considerando el factor inconsciente e irracional como predominante en el comportamiento humano, pero al mismo tiempo Canetti no desperdiciaba oportunidad de atacar de un modo visceral y a veces irracional a Freud y su teoría. Consideré que había que contestar a estos ataques y aclarar de una vez la actitud ambivalente y confusa de Canetti hacia un hombre al que admiraba y hacia una disciplina con la que estaba de acuerdo en muchas cosas sin reconocerlo. Me pareció que Canetti tenía que saldar su deuda con el psicoanálisis, pero al mismo tiempo merecía ser considerado como un innovador en su enfoque de la masa y el poder. Para ello, me propuse estudiar sus propuestas alternativas y evaluarlas junto con las del psicoanálisis.
Escribir el libro "Elias Canetti: Luces y Sombras" supuso para mí una lección de tolerancia, ya que pude poner en práctica la teoría canettiana del aprendizaje y del conocimiento. Me refiero a su conocida aversión a las teorías cerradas y a las limitaciones de la especialización, y a su atracción por la amplitud de los campos del saber y por la mezcla multidisciplinar como el camino más seguro de acercarse a la verdad. Al enfrentar y colocar juntas las teorías de Canetti y el psicoanálisis sobre la naturaleza humana desde un respeto por las diferencias y apuntando a las afinidades, aprendí a integrar (1) los aspectos diferentes —que, tanto si se trata de teorías o de personas, solemos calificar de ‘malos’— junto con los afines o buenos, para así conseguir una mezcla multidisciplinar y muy enriquecida, característica del mundo de Canetti. Fueron precisamente las contradicciones de su madre las que le enseñaron a Canetti que la verdad requiere juntar lo diferente y lo conflictivo: «Yo percibía ambas cosas, su despiadada agudeza y su generosidad. En ese entonces yo no sabía qué era la vastedad, pero la sentía: poder abarcar tantas cosas y tan contradictorias, el que lo aparentemente incompatible pudiera ser válido al mismo tiempo, el poder sentirlo así, sin morir de miedo, y que se lo debiera nombrar y considerar, la verdadera gloria de la naturaleza humana —eso fue lo que realmente aprendí de ella»(2). Y con esto, pasemos al tema de este artículo: Canetti y su relación con el psicoanálisis."


(1)Término psicoanalítico acuñado por Melanie Klein y que representa la idea psicoanalítica actual de un funcionamiento psíquico saludable capaz de tolerar los aspectos conflictivos de la personalidad y de la realidad exterior, estando la proyección y la escisión de las partes ‘malas’ en el otro extremo patológico de la conducta.
De "Canetti y el psicoanálisis". Por Raquel Kleinman


¡No hay casualidades!, que se lo digan a Freud. Y ésta que os voy a contar pertenece al tema de las afinidades que, aprovechando la sabiduría de Ortega, os comentaba estos días pasados. Estaba yo intentando la lectura de una novela de Broch (uno de los tutores y modelos de Canetti) "Pasenow o el romanticismo", que pertenece a una trilogía "Los sonámbulos" que algunos quieren parangonar con "La montaña mágica" de Mann y desesperada por un aburrimiento mortal, sin querer dejarla por no hacerle un feo a mi admirado Canetti, ya que tanto valoraba a Broch no solo como escritor sino por sus muchas otras cualidades personales,(tal como describe en "Historia de una vida", que, como sabeis, fue mi apasionante lectura del verano pasado), cuando rastreando google para ver qué diantres me podía aclarar de esa, para mi, incomprensible relación, me encontré con este artículo de Raquel Kleinman, psicoanalista : http://revistas.um.es/daimon/article/viewFile/14831/14321 del que entresaqué estos fragmentos.

Ya había llamado mi atención,y lo hice objeto de comentarios, este mismo aspecto que a ella se le antojó digno de su tesis doctoral, y no me extraña. A pesar de su negación de Freud, y su odio a nombrar la palabra subconsciente, la autobiografía de Canetti transmite un poderoso mensaje de una concepción de la vida y de las vidas que se fundamenta en la necesidad y la práctica del autoconocimiento, del análisis, una fuerte concepción que no puede ser más que psicoanalítica, y que, escrita ya al final de su vida literaria da muestra de un "funcionamiento psíquico saludable" que ha "integrado" ya "los aspectos conflictivos de la personalidad" y "los de la realidad exterior" según la definición de Melanie Klein. Me temo que eso influyó, en el atractivo que, aparte de su tremenda amenidad, tuvo para mí. Me sumo a Ortega, llega un punto en que no puedes más de retórica y deseas ya que el autor que lees tenga un buen "balance vital" que ofrecer. Eso no lo percibí en el caso de Broch y finalmente abandoné la lectura de su novela.

"En su obra Canetti nos muestra un autoconocimiento (en los tres tomos de su autobiografía) que utiliza en su estudio de la naturaleza humana (Masa y Poder) para desenmascarar los aspectos ocultos e inconscientes de la conducta humana. Es un acto valiente por su parte porque no es difícil prever la actitud de profundo rechazo que esto despierta en el hombre enfrentado a su inconsciente oculto sin haberlo buscado expresamente. El psicoanálisis denomina esta práctica como "silvestre", es decir, sin el encuadre y los demás requisitos que la técnica recomienda para ello. Canetti intenta enseñarnos nuestro fuero interno a través de su arte, como lo hacía Goya en sus cuadros, pero sus palabras nos hieren tanto que muchos resuelven no leerle. Con razón consideraba las obras de arte que depertaban rechazo como portadoras de verdades, y luchaba activamente para que el hombre viera su fuero interno y aprendiera de ello. Sin darse cuenta, de nuevo estaba alineado con Freud, sólo que su manera provocativa de mostrarle al hombre sus aspectos ocultos y desagradables hizo que su obra fuera tan impopular como el psicoanálisis.

En la próxima entrada seguiré hablando un poco más de este impopular tema porque humildemente confieso que yo soy también un tanto asilvestrada y me empeño en hablar de cosas que despiertan rechazo aunque mi defensa viene dada de mi absoluta fe en que son "portadoras de verdades" y la fe sí que esdedesear.

L-O-V-E

http://www.youtube.com/watch?v=JErVP6xLZwg&feature=related




"Cuando hemos leído ya muchas literaturas y algunas heridas en el corazón nos han hecho incompatibles con la retórica, empezamos a no interesarnos más que en aquellas obras donde llega a nosotros gemebunda o riente la emoción que en el autor suscita la existencia. Y llamamos retórico, en el mal sentido de la palabra, a todo libro en cuyo fondo no resuene ese trémolo metafísico.

La humanidad hace en grandes proporciones esa misma exclusión que en límites reducidos verifica el lector individual. A lo largo de los siglos sólo consiguen afianzarse en la atención pública las obras literarias que envuelven un nervio trascendental- sea como en Esquilo, religioso y trágico; sea como en Anacreonte, estremecido de placer y de uva.

A los veinte años se lee como se vive: añadiendo nuevas unidades a nuestro cúmulo de ideas y pasiones. Mas ya a los treinta años sospechamos que no es lo decisivo el número bruto de unidades, sino la proporción entre el debe y el haber. Nuestro espíritu se recoge sobre sí mismo y con la frialdad de un contable se pone a hacer el balance de la vida. El cálculo ni puede ni tiene que ser científico. Con ser la ciencia cosa grave y seria, lo es mucho más este asunto. Se trata de un negocio sentimental que ha de solventarse por medio de íntimas ponderaciones.

Es inevitable: hacia los treinta años, en medio de los fuegos juveniles que perduran, aparece la primera línea de nieve y congelación sobre las cimas de nuestra alma. Llegan a nuestra experiencia las primeras noticias directas del frío moral. Un frío que no viene de fuera, sino que nace de lo más íntimo y desde allí envía al resto del espíritu un efecto extraño que más que nada se parece a la impresión producida por una mirada quieta y fija sobre nosotros. No es aún tristeza, ni es amargura, ni es melancolía lo que suscitan los treinta años; es más bien un imperativo de verdad y una como repugnacia hacia lo fantasmagórico. Por esto es la edad en que dejamos de ser lo que nos han enseñado, lo que hemos recibido en la familia, en la escuela, en el lugar común de nuestra sociedad. Nuestra voluntad gira en redondo. Hasta entonces habíamos querido ser lo que creíamos mejor: el héroe que la historia ensalza, el personaje romántico que la novela idealiza, el justo que la moral recibida nos propone como norma. Ahora de pronto, sin dejar de creer que todas esas cosas son tal vez las mejores, empezamos a querer ser nosotros mismos, a veces con plena conciencia de nuestros radicales defectos. Queremos ser, ante todo, la verdad de lo que somos y muy especialmente nos resolvemos a poner bien en claro qué es lo que sentimos del mundo. Rompiendo entonces sin conmiseración la costra de opiniones y pensamientos recibidos, interpelamos a cierto fondo insobornable que hay en nosotros. Insobornable no sólo para el dinero o el halago, sino hasta para la ética, la ciencia y la razón. La misma convicción científica, esa aquiescencia que automáticamente produce en la periferia de nuestra personalidad el vigor de una prueba, de un razonamiento claro- toma un cariz superficial si se la compara con las afirmaciones y negaciones que inexorablemente ejecuta ese fondo sustancial.

Y en todo hombre o mujer que encontramos, en todo libro que leemos sólo nos interesa conocer cuál sera el resultado de su balance vital. Si no lo han hecho- como suele ocurrir-, podrá la conveniencia social llevarnos a fingirles respeto, pero nuestra recóndita estimación se retira de ellos. Quien no se ha puesto a sí mismo en claro frente a estas cuestiones últimas, quien no ha tomado una actitud definida ante ellas, no nos interesa. "
De El Espectador. Por José Ortega y Gasset



Qué tremendamente maravillosas son las palabras de Ortega y qué extraordinariamente positivo el mensaje que nos transmiten, verdaderamente optimista, si... pero "no es tan fácil". Y entrecomillo esta expresión porque me recuerda a una obra de Paco Mir, en la que participé un tiempito de aficionada al teatro. Y no es tan fácil, porque como el mismo Ortega dice, se trata de un negocio sentimental, del negocio sentimental, del negocio, del único negocio, el neg-ocio de la vida. Da igual quien sea el "Otro", un libro, un amigo, un amor,una sociedad, no es tan fácil. Todo lo que dice Ortega, palabra por palabra, sucede, pero no siempre salimos airosos de esta reconversión que debe producirse a los treinta años y que condicionará el futuro vital, ese momento en que uno siente que debe elegir ser uno mismo y ser lo "que tiene que ser". Y no es tan fácil porque ese fondo insobornable, al que apelar, sí desea ser insobornable pero no lo consigue sin esfuerzo y coste, sin hacer algunas pérdidas y duelos dolorosos, sin sufrir algunas decepciones, amarguras y melancolías, y en el peor de los casos casos simplemente no lo consigue nunca, mal dispuesto para esas renuncias. Quizás retiremos la estima a un libro o a una persona, a una sociedad, pero no sólo le fingiremos respeto, a veces incluso le fingiremos amor. No es tan fácil. Admitámoslo, nuestro fondo es bastante sobornable, pero también seamos indulgentes, es "inconscientemente" sobornable por temeroso,y siempre nos quedará... Freud, para ayudarnos a desocultar la forma de negociar nuestros miedos inconscientes, y después volver a Ortega, liberados y por fin reconvertidos, las veces que haga falta. En él sí podemos hallar ese hermoso balance vital tan digno de estimar. Esdedesear.

Del narcisismo a la madurez (2)

"Al cabo de unas semanas volví a casa de los Florentin a Burton Road, junto a mi madre. Por la noche dormía en la cama de mi padre, junto a la de ella, y velaba por su vida. Mientras oía su llanto ahogado no me dormía; si ella, habiendo conciliado el sueño un momento, volvía a despertarse, su llanto ahogado me despertaba. Por entonces aprendí a quererla, nuestra relación era diferente, yo me convertí en el hijo mayor en más de un sentido. Ella me llamaba y me trataba como tal, y yo tenía la sensación de que confiaba en mí, hablaba conmigo como con nadie más, y aunque nunca me decía nada, yo percibía su desesperación y el peligro en que se hallaba. Me encargué de ayudarla a pasar la noche, yo era el peso que se colgaba de ella cuando no soportaba más su dolor y quería quitarse la vida. Es curioso que yo haya podido vivir así, en rápida sucesión, la muerte y el miedo por una vida amenazada de muerte...


... Yo cuidaba de ella como ella cuidaba de mí, y cuando se está tan cerca de alguien uno acaba desarrollando una sensibilidad infalible para todas las emociones que comparte con esa persona. Por mucho que sus pasiones me desbordaran no le habría dejado pasar un tono falso. No era cuestión de presunción, sino de familiaridad, que me daba derecho a estar vigilante,y yo no dudaba en abalanzarme sobre ella cuando barruntaba alguna influencia extraña, inusual. Durante un tiempo asistió a las conferencias de Rudolf Steiner. Lo que me contaba sobre ellas no sonaba a ella, era como si de pronto hablase un idioma extraño. Yo no sabía quén la animaba a asistir a esas conferencias, no lo hacía por iniciativa propia, y cuando se le escapó el comentario de que Rudolf Steiner tenía algo hipnótico empecé a bombardearla con preguntas sobre él...Me pareció muy insegura, pues yo estaba acostumbrado a que conociera cada sílaba de sus autores, ella que precisamente solía atacar sin piedad a otros acusándolos de tener un conocimiento insuficiente de algún autor y llamándolos charlatanes y atolondrados que lo confundían todo por ser demasiado perezosos y no investigar las cosas hasta el fondo... En el fondo lo más importante para ella era también lo que pudiéramos discutir juntos, sin deformaciones ni retorcimientos, sin prentender algo que todavía no formaba parte de nosotros. No era la primera vez que yo notaba cómo salía ella al paso de mis celos. Además añadió no tenía tiempo para asisitr a esas conferencias...


.. Me ocultaba tenazmente todo lo erótico, el tabú que ella había impuesto sobre este tema en el balcón de nuestra casa de Viena seguía vivo en mí como si Dios mismo lo hubiera proclamado en el monte Sinaí. Yo no preguntaba por ello, nunca mostraba interés, y mientras ella, con ardor y prudencia, me llenaba con todos los contenidos del mundo, aquello que hubera podido confundirme quedaba excluído. Como yo no sabía lo mucho que los seres humanos sienten la necesidad de esta forma del amor, no imaginaba que a ella pudiera faltarle. Ella tenía entonces treinta y dos años y vivía sola, y a mi eso me parecía tan natural como mi propia vida...

..Un segundo bien que mi madre me hizo durante aquellos años compartidos en Zúrich tuvo aún más consecuencias: me ahorró cualquier tipo de cálculo. Nunca le oí decir que hubiera que hacer algo por razones prácticas. No se hacía nada que pudiera ser "útil" para uno. Todas las cosas que yo quisiera aprender eran igualmente legítimas. Me movía al mismo tiempo por cien caminos sin tener que oír que este o aquel era más cómodo, más conveniente o más lucrativo. Lo que importaba eran las cosas en sí y no la utilidad que pudiera extraerse de ellas. Había que ser exacto y escrupuloso y defender una opinión sin hacer trampas, pero había que dedicar esa escrupulosidad a la cosa misma y no la utilidad que de ella pudiera extraerse. Apenas hablábamos de lo que haríamos algún día. Lo profesional se situaba a tal punto en un segundo plano que todas las profesiones estaban abiertas. El éxito no significaba que uno medrase personalmente, el éxito o beneficiaba a todos o no era éxito...



... Mi madre pasó una buena parte de esos dos años en Arosa, en el Waldsanatorium, cuando le escribía le veía flotar como suspendida a gran altura sobre Zúrich, y cuando pensaba en ella miraba involuntariamente hacia arriba. ... Cada semana iban y venian las cartas en las que, al menos por mi parte, nos informábamos de todo. Pero la mayor parte del tiempo yo era independiente de la familia y así surgió otra cosa nueva en su lugar... Yo sentía cada nueva experiencia como algo físico, como una expansión de mi propio cuerpo, a lo que contribuía el hecho de que, aunque yo supiera una serie de otras cosas, lo nuevo no guardaba relación alguna con éstas. Algo separado de todo lo demás venía a instalarse allí donde antes no había habido nada. Una puerta se abría de improviso donde no se esperaba encontrar nada, dejándolo inmerso en un paisaje con luz propia donde todo tenía un nombre nuevo y se expandía más y más... También habían sido liberadas por las nuevas circunstancias de mi vida fuerzas que habían permanecido mucho tiempo supeditadas. Yo ya no vigilaba a mi madre como en Viena y en la Scheuchzerstrasse. Quiza esa hubiera sido también una de las causas de sus enfermedades periódicas. Lo aceptáramos o no, mientras viviéramos juntos tendríamos que rendirnos cuentas mutuamente. Cada uno de los dos no solo sabía lo que hacía el otro, sino que intúía sus pensamientos, y lo que constituía la dicha y la intensidad de esta comprensión era también su tiranía."
De "Historia de una vida. La lengua salvada." Por Elias Canetti.


Perdón, sé que por este camino acabaré con vuestra paciencia. Debo corregirme. Lo haré por obligación en los próximos días que estaré ausente. Tiendo a ello porque realmente me gusta más leer que escribir y porque siempre me parece que nada es comparable a las descripciones de los propios autores, consagrados y admirados por nosotros, que mis pobres palabras para contaros algo de ellos. He escogido esto pasajes de la autobiografía de Canetti, que como sabeis estoy leyendo, en los que relata la relación con su madre, en su adolescencia (tenía 12 años a la sazón), después de la muerte de su padre, cuya poderosa identificación os comenté en una entrada anterior ("del narcisismo a la madurez"). Y lo hago porque me parece que entre los dos relatos se desarrolla una bellísima descripción de la formación de su carácter, sobre la base de un completísimo Edipo que para sí quisiera Freud como analogía, me parece a mi. Canetti cumple en su infancia todos los requisitos que la teoría psicoanalítica aborda para la formación del carácter: desde la lógica líbido narcisista, pasando por fuertes y ricas identificaciónes paternas, dolorosas pérdidas,consiguientes duelos, y devenida madurez. Pero se dá en él una excepcionalidad: habitualmente el niño, el niño que somos, debe hacer ese proceso en su infancia sin sufrir la pérdida real, material, debe renunciar (en ausencia) más o menos pertrechado, con los recursos de que disponga, sin que la fatalidad, como es el caso de Canetti, lo disponga con su imperativo. . En definitiva nos tenemos que arreglar para "matar" a los padres que llevamos dentro, constituídos en "ellos", "superyos" o lo que se tercie, como buenamente podamos y lo que es mas "fuerte", de la calidad de ese tránsito dependen la mayor parte de nuestras herramientas en las madurez y también las características de nuestras neurosis, porque con ambas se completa lo que denominamos nuestro carácter. Veré qué fue pasando con mi autor, estoy en ascuas. Os iré contando. Esdedesear.

Phármakos y kátharsis (1)

"El problema que siempre me ha interesado, como he señalado al principio, es el problema de las relaciones existentes entre sujeto y verdad:¿Como entra el sujeto a formar parte de una determinada interpretación, representación, de verdad? La primera cuestión que me he planteado ha sido: ¿Como ha sido posible que la locura haya sido problematizada, a partir de un momento preciso y tras toda una serie de procesos, en tanto que enfermedad, respondiendo a un tipo determinado de medicina? ¿Qué lugar se le ha asignado al sujeto loco en ese juego de verdad definido por un saber o un modelo médico? ...no era simplemente recurriendo a la ideología como se podía dar cuenta de ese fenómeno. Existían, de hecho prácticas. y muy especialmente esa importante práctica del internamiento que se había desarrollado desde comienzos del siglo XVII y que había sido la condición para la inserción del sujeto loco en este tipo de juego de verdad-que me reenviaban mucho más al problema de las instituciones de poder que al problema de la ideología. Y fue de este modo como tuve que plantear el problema de las relaciones poder/saber, un problema que no es para mí el fundamental, sino más bien un instrumento que me permite analizar, de la forma que me parece más precisa, el problema de las relaciones existentes entre sujeto y juegos de verdad."
De entrevista Michel Foucault en Revista Concordia nº6, 1984. Incluída en "Hermenéutica del sujeto" por Michel Foucault. Ed. La piqueta.

"Aunque los conceptos de la cultura, (como los del psicoanálisis) son abstractos, de hecho están muy relacionados con las preocupaciones personales más profundas del individuo. Aluden a asuntos tan íntimos que pasan a menudo a ignorarse en el mismo momento en que la gente empieza a comprender sus implicaciones... La mayor parte de las dificultades que unas personas tienen con otras pueden achacarse a distorsiones de la comunicación. La buena voluntad, en la en la que tanto se confía para resolver los problemas, muchas veces se derrocha innecesariamente ya que no se consigue comprender lo que se está comunicando.
Al ampliar su conocimiento de las fuerzas que constituyen y controlan su vida, la persona de tipo medio puede lograr para siempre dejar de vivir atrapada por el poder de un comportamiento que está dominado por las pautas de las que no es consciente."
De "El lenguaje silencioso" Por Edward T.Hall

He escogido estos dos fragmentos, del filósofo Foucault y del antropólogo Hall, que me sirven para situar dos de los intereses fundamentales de la trayectoria profesional y personal (modelo masculino "real" en este caso, aunque también de la vida literaria como diré más adelante) de Carlos Castilla del Pino, neurólogo, psiquiatra y ensayista, que concedió al análisis del lenguaje un lugar fundamental en sus investigaciones lo que, a mi juicio, junto con su carácter luchador que no se arredró ante las cirscunstancias demodelodoras personales, profesionales, ideológicas, políticas y sociales que le acompañaron en su vida, contribuyó a una nueva forma de psiquiatría en este país y a una concepción diferente, liberadora, de los problemas mentales, consiguiendo que se les restituyera el carácter de normalidad. En definitiva contribuyó a establecer nuevas relaciones entre saber y poder, y sujeto y verdad, como indicaba Foucault, en una hermenéutica desmitificadora ilustrada por el psicoanálisis freudiano.

En su despacho cuelgan los retratos de Ramón y Cajal y Freud: "Freud no renunció al biologismo en el desarrollo de su vida intelectual. Los términos de la mente podían ser enfocados o desde un punto de vista neurofisiológico o estrictamente fenoménico". Todo ello y mucho, muchísimo más, queda reflejado en la generosidad de esas dos obras autobiográficas de lectura apasionante que son "Pretérito imperfecto" y "Casa del Olivo", que no sólo nos transmiten su enorme y atractiva personalidad sino que iluminan profusamente una parte de la historia de España, con una prosa inteligente, sencilla, natural, cálida, y un contenido intelectual ambicioso y entusiasta positividad que te contagia. Ambos son ese tipo de libros que no quieres que se acaben y él es ese tipo de modelo que quieres reproducir porque esdedesear.

P.D. Traigo aquí esta entrevista, en tres incómodos plazos, que le hizo Baltasar Magro en su fantástico programa desaparecido "De Cerca"`, por si os interesan.

http://www.youtube.com/watch?v=97C5N_WT42o&feature=channel_page
http://www.youtube.com/watch?v=Ex9D5tDg70o&feature=channel
http://www.youtube.com/watch?v=I0LYvgkp_Co&feature=channel

Consecuencias del perseverar.

"Los procesos del sistema Icc(inconsciente) son atemporales, es decir, no están ordenados con arreglo al tiempo, no se modifican por el transcurso de éste, ni, en general, tienen relación alguna con él. También la relación con el tiempo se sigue del trabajo del sistema Cc (consciente)"
De "Lo inconsciente". Por Sigmund Freud

¿Qué es esto? Esto es ahora la nueva imagen de mi pasado.
El presente postmoderno.









¿Qué es esto? Esto es ahora la nueva imagen de mi futuro.
El presente intemporal del caminante.











Cualquier tiempo pasado no fué mejor. Yo ya lo sabía. También sabía que no sentiría más emoción que la que ya albergaba en mi corazón su recuerdo, pero quería volver. No era un imperativo de satisfacción actual de un deseo nostálgico, nada de eso. Era un juego, una ocasión.
La de comprobar que si algo ha cambiado esa no he sido yo. Aquella alegre y convulsa promesa que yo era entonces ha devenido una alegre y serena realización pero no ha sido un cambio, aunque yo no lo supiera. Ahora, con la perspectiva que permite la mirada al pasado, sé que en lo sustancial siempre he sido la misma, una sustancia libre "perseverando en su ser"

"Cada cosa se esfuerza, cuanto está a su alcance , por perseverar en su ser" (el deseo).
"El esfuerzo con que cada cosa intenta perseverar en su ser no implica tiempo alguno finito, sino indefinido."
"El alma, ya en cuanto tiene ideas claras y distintas, ya en cuanto las tiene confusas, se esfuerza por perseverar en su ser con una duración indefinida, y es consciente de ese esfuerzo suyo".
De ¨Ética" por Baruch Spinoza.

P.D. Gracias por acompañarme en este viaje y hacérmelo tan agradable. Sois el mejor presente que se puede desear.

El pueblo judío.

"Tenemos, en el contexto de una ensoñación, cierto derecho a recordar esta inmensa revisión de la historia judía llevada a cabo por Freud, judío el mismo, porque en su marco se desenvuelve una suerte de preludio a lo que más adelante, en Derrida, se describirá por medio del concepto clave de "differance".


De "Derrida, un egipcio". Por Peter Sloterdijk


Supongo que somos muchos los que, buscando una cierta rigurosidad en nuestras aproximaciones (aún en el silencio del pensar)al conflicto entre israelíes y palestinos, acudimos una y otra vez a una cierta labor de hemeroteca tratando de reconstruir los hechos para poner orden en tanta confusión y tratar de extraer alguna conclusiónes. Vano intento. Quizás las causas próximas de la contienda puedan tener alguna explicación para los analistas y los sociólogos. En su momento la película "Munich" contrapunto de la "La lista de Schindler", ambas de Spielberg, me convenció de algunas cosas, pero, aunque quiero mirar a otro lado, que es lo que me apetece hacer siempre con todo lo que me parece irracional, no me da resultado y como no me quedo tranquila siempre acabo tentada por las reconstrucciones lejanas, esas que de una u otra forma te transforman mentalmente.


El párrafo de Sloterdijk va en ese sentido y cuando leí el conjunto de la obra "Derrida, un egipcio" ya me fascinó y convocó para esa indagación. Freud llevó a cabo una revisión (histórica y psicológica, como no podía ser menos)de la historia del pueblo de Israel en su obra tardía "Moisés y la religión monoteista" que me propongo releer porque se situa exactamente en la prehistoria del pueblo judío, en sus inicios, "el Egipto cuna de todo hombre", luego deformada por las diferentes tendencias. "Habría que buscar sus orígenes en el hecho de que Moisés "quería conducir a los judíos al extranjero", como decía Freud, y les impuso con la circuncisión, una práctica que en cierta medida los convertía en egipcios. Con sus análisis de los acosos, Derrida formaliza la idea desarrollada por Freud, de que no se puede ser judío sin encarnar en cierto modo el Egipto, o un espectro del Egipto" Esto dice en otro momento Sloterdijk, quien deduce de las reflexiones de Freud que en la identidad judía el efecto del Éxodo fué irreversible, porque habría dado a los judíos la forma de "un pueblo heteroegipcio que en ninguna circunstancia habría podido regresar a una especificidad anterior aunque lo hubiese querido..." Es decir, la de emigrados judios, que es la que tenían en Egipto.


Ajena como soy a un análisis, más acertado y veraz, y de la pretensión de encontrar relaciones causales a los hechos, en la mediocridad que mis reflexiones sobre el tema puedan conllevar, siempre persisto en una idea, la de que, al menos en esta pequeña parte de la historia que nos toca vivir, los judíos no parece que puedan alcanzar otra condición que la de emigrados. ¿Emigrados egipcios?.

Este versículo de Kol Nidrei, rezo de la comunidad judía y esta maravillosa interpretación de la obra de Bruch con el mismo título, pueden ser buena compañía en esta bonita aventura.

"Y será perdonada toda la congregación de los hijos de Israel, y el extranjero que vive en medio de ellos, viendo que todo el pueblo estaba en la ignorancia."