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Perder el tiempo.

"Hemos planteado la cuestión de saber si es posible narrar el tiempo, únicamente para confesar que ésa era precisamente nuestra intención en la historia en curso. Y si nos hemos preguntado, de paso, si los lectores reunidos en torno de nosotros se dan todavía claramente cuenta del tiempo que ha transcurrido...¿Cuanto tiempo había vivido Joachim con Hans Castorp hasta su partida?¿Cuanto tiempo habia vivido con él en todo y por todo? ¿Cuándo, ateniéndose al calendario, había tenido lugar su partida? ¿Cuanto tiempo había estado Joachim ausente?....
A todas estas preguntas. suponiendo que se hubiesen formulado, lo que, por otra parte, nadie hizo, y lo que él mismo tampoco hizo, pues recelaba sin duda el planteárselas- Hans Castorp no hubiera podido contestar más que dándose golpecitos con las yemas de los dedos sobre su frente; no hubiera podido decir nada justo, fenómeno tan inquietante como cierta incapacidad que había sentido desde su llegada y que ahora se había agravado, pues decididamente no sabía ya nada respecto a la edad que podía tener.
Esto puede parecer extraño, pero está muy lejos de ser sorprendente ni increíble, pues, en determinadas condiciones, eso puede ocurrirle a cualquiera de nosotros. Si estas condiciones se realizasen, nada podría impedirnos el perder toda conciencia de curso del tiempo y, por consiguiente, de nuestra edad. Ese fenómeno es posible, puesto que no poseemos ningún órgano interior para percibir el tiempo, y por lo tanto somos incapaces, desde un punto de vista absoluto, de determinarlo por nosotros mismos y sin ayuda de referencias exteriores, ni siquiera aproximadamente....

Hay en la tierra un concurso de circunstancias, de ambientes o de paisajes (si se puede hablar de paisaje en el caso que nos ocupa) en los cuales un tal confusión y un tal desleimiento de las distancias en el tiempo y en el espacio se producen, en cierto modo naturalmente y a justo título, progresando hasta una indiferencia vertiginosa, de manera que una zambullida en esa magia prodigiosa puede ser admitida al menos durante las horas de vacaciones. Nos referimos a un paseo a la orilla del mar, un estado del cual Hans Castorp se acordaba con la más viva simpatía, como lo que encontraba de nuevo en la vida sobre la nieve: el recuerdo de las dunas de su país. Esperamos que la experiencia y los recuerdos del lector nos servirán para hacernos comprender cuando evocamos esa maravillosa soledad. Se anda y se anda...Jamás se regresará a tiempo de semejante paseo, pues se ha perdido el tiempo y el tiempo nos ha perdido"

De "La Montaña Mágica" por Thomas Mann.

Recuerdo una anécdota que sucedía en un reportaje realizado en una determinada tribu muy alejada de nuestra cultura: a un hombre viejo le enseñaban los reporteros un espejo, y el hombre asombrado dijo: ¡No sabía que me había vuelto tan viejo!. No cabe duda de que el paso tiempo para aquel hombre estuvo desprovisto de una de las más tristes percepciones que nos acompañan a los que disponemos de espejos por doquier, la de contemplar cómo nos vamos envejeciendo y su terrible consecuencia, que Unamuno llamaba los yos ex-futuros, es decir el abandono de las posibilidades, lo que podríamos haber sido y no fuimos, lo que ya no nos da tiempo de hacer, y la consiguiente lucha por ganar esa batalla.
No cabe duda de que son las referencias exteriores las que nos dan la medida del tiempo que pasa, como dice Mann, y no cabe duda de que no tenemos un reloj interior que nos señale exactamente la hora en qué vivimos. Es fácil verlo por ejemplo con la lectura, con el cine, con los paisajes naturales, con el amor cuando nace, todos ellos nos permiten vivir en un tiempo o distinto o de distinta duración, o de ninguna duración. En ello consiste su éxito, su resultado es una sensación de presente permanente. El presente que no es tanto una medida del tiempo, un instante, como un estado del alma, que no anhela el pasado ni espera el futuro, es un espacio de inconsciencia pura del que nos apartamos constantemente urgidos por los "venenos mentales" de los que nos hablaba Matthieu en una entrada reciente de este blog.
Nos parece que una huída a la naturaleza es la recuperación del paraíso perdido pero el auténtico paraíso perdido se encuentra en nuestras mentes oculto detrás de los afanes por ganarle tiempo al tiempo. Perder el tiempo, solo hay que estar atento a qué clase de referencias nos buscamos para medirlo. Esdedesear.

Consecuencias del perseverar.

"Los procesos del sistema Icc(inconsciente) son atemporales, es decir, no están ordenados con arreglo al tiempo, no se modifican por el transcurso de éste, ni, en general, tienen relación alguna con él. También la relación con el tiempo se sigue del trabajo del sistema Cc (consciente)"
De "Lo inconsciente". Por Sigmund Freud

¿Qué es esto? Esto es ahora la nueva imagen de mi pasado.
El presente postmoderno.









¿Qué es esto? Esto es ahora la nueva imagen de mi futuro.
El presente intemporal del caminante.











Cualquier tiempo pasado no fué mejor. Yo ya lo sabía. También sabía que no sentiría más emoción que la que ya albergaba en mi corazón su recuerdo, pero quería volver. No era un imperativo de satisfacción actual de un deseo nostálgico, nada de eso. Era un juego, una ocasión.
La de comprobar que si algo ha cambiado esa no he sido yo. Aquella alegre y convulsa promesa que yo era entonces ha devenido una alegre y serena realización pero no ha sido un cambio, aunque yo no lo supiera. Ahora, con la perspectiva que permite la mirada al pasado, sé que en lo sustancial siempre he sido la misma, una sustancia libre "perseverando en su ser"

"Cada cosa se esfuerza, cuanto está a su alcance , por perseverar en su ser" (el deseo).
"El esfuerzo con que cada cosa intenta perseverar en su ser no implica tiempo alguno finito, sino indefinido."
"El alma, ya en cuanto tiene ideas claras y distintas, ya en cuanto las tiene confusas, se esfuerza por perseverar en su ser con una duración indefinida, y es consciente de ese esfuerzo suyo".
De ¨Ética" por Baruch Spinoza.

P.D. Gracias por acompañarme en este viaje y hacérmelo tan agradable. Sois el mejor presente que se puede desear.

Regreso al pasado.

"Quien se acuerda de una cosa por la que fue deleitado una vez, desea poseerla con las mismas circunstancias que se dieron cuando fue deleitado por ella la vez primera.
Demostración: Todo cuanto el hombre vio junto con la cosa que le produjo deleite(por la Proposición 15 de esta parte) será, por accidente, causa de alegría, y de esta suerte (por la Proposición 28 de esta Parte), deseará poseerlo a la vez que la cosa que lo deleitó, o sea, deseará poseer la cosa con todas y las mismas circunstancias que se dieron cuando fue deleitado por ella la vez primera."
De Ética, por Baruch Spinoza.

Hago un alto y me sirvo de las palabras de Spinoza para contaros que, como sabeis, estos días de carnaval voy a viajar treinta y tantos años al pasado. A un lugar que recuerdo con alegría y que seguramente se haya desfigurado interesadamente en mi memoria. Pero en todo caso la memoria siempre es interesada y lo que importa es la gratificación que ese recuerdo me produce. No volveré a poseer la juventud de aquellos días como esdedesear pero sí la inocencia. La edad de la inocencia no cumple años. Feliz carnaval.


P.D. Al terminar de escribir este texto empiezo el recorrido por algunos blogs que leo diariamente. Transcribo el primero, la entrada de hoy de Gómez Pin, para dejar testimonio de la "verdad" que encierra el azar.
Blog de Demetrio Pin
La necesidad de regresar
Unos días antes indicaba que en su reflexiones sobre Sésamo y lirios de John Ruskin, el creador de la Recherche indica que la literatura es tan sólo el pórtico que posibilita la búsqueda de una verdad escondida en cada lector, y que sería una errónea inversión de jerarquía el considerar que lo profundo reside en la literatura misma. También Venecia es fundamentalmente una ocasión de reencontrar la verdad propia; en el caso del Narrador ocasión de sentirse de nuevo en ese Combray del que quizás nunca realmente se había alejado. Nada encuentra en Venecia el que no tiene en su fuero interior algo que reencontrar. Al que realmente ama Venecia no les motiva, de hecho, otra cosa que la necesidad de regresar.