Mostrando entradas con la etiqueta libertad. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta libertad. Mostrar todas las entradas

Libertad... cuarto y mitad.

¿Somos libres? Hay una disputa que continuará hasta que la humanidad
se levante de los muertos entre los partidarios de la necesidad
y los partisanos de la voluntad libre.
Yalal ad-Din Rumi (1207-1273)



Supongo que os habreis dado cuenta de que yo soy, en la disputa, de los primeros, más partidaria de la necesidad que de la voluntad libre. Pero lo que por encima de todo soy es partidaria de hablarlo, de analizarlo, de machacar el tema hasta que se disuelva en la mayor simpleza, y ahi, en ese lodo primordial, donde todo se sabe por intuición y no por conocimiento adquirido, ahí es donde verdaderamente somos libres, y un poquito antes, en la Tierra Media, (Extraído de la Wikipedia:
La libertad en la Tierra Media:
La característica principal de los Hombres dada por Ilúvatar es el don de la libertad, acotada por Tolkien en dos aspectos:
Que sólo están un tiempo breve en el mundo y por tanto no están sujetos a él, como los Elfos, que viven tanto como vive el mundo; en otra palabras, la Muerte, que aunque tiene una denotación negativa para los hombres (por la acción de Morgoth), en realidad es la más grande expresión de la Libertad humana.
Que tienen el poder de modelar y cambiar su propio destino, esto significa que pueden cambiar su propia historia cantada y preconcebida en
La Gran Música de los Ainur durante la creación de Arda.) un cierto espejismo de libertad muy razonable, y confortable a la vez, también es posible. Veremos por qué.



Pero... siempre hay un pero que nos permite seguir... Pero,¿ entonces de donde nos viene esa convicción de que tenemos cierto poder para cambiar el rumbo de nuestras vidas, de hacer cosas distintas de las que hacemos, de que somos los autores de nuestras decisiones? ¡que controlamos! al fin. ¿Y su correspondiente la decepción, la frustración, incluída la alienación, pues parece que fuera otro el que se empeña en organizar tanto desatino y no nos sentimos, en definitiva, dueños de nosotros mismos.? "Precisamente este último punto, la ignorancia de de las circunstancias de la acción, es lo que movió a Baruch de Spinoza a afirmar que los hombres se consideraban libres porque ignoraban las causas que determinaban sus acciones" Este párrafo pertenece a un artículo que voy a enlazaros porque el profesor Francisco Rubia, publica en el último número de la Revista de Occidente, un ejercicio que me viene al pelo, se llama "El controvertido tema de la libertad" y en él aclara magníficamente todo este embrollo de lo que "probablemente sea uno de los temas más discutidos a lo largo de la historia del pensamiento humano", asegura.


Adelanto este fragmento que encaja perfectamente con mi propia opinión del tema, y os remito al artículo http://www.ortegaygasset.edu/descargas/contenidos/01_Rubia.pdf que no tiene desperdicio.

"..presumo que se confunde la libertad con lo que en otras disciplinas se denominan grados de libertad, es decir la capacidad de cualquier organismo de tener diversas opciones de elección o acción. Estos grados de libertad están directamente relacionados con la complejidad del cerebro del organismo en cuestión (...) es posible que la gama enorme de opciones que nuestro cerebro posee cree la impresión de libertad (...) ese concepto de grados de libertad diferencia al determinismo del fatalismo. El fatalista no ve la posibilidad de cambiar el curso de los acontecimientos. El determinista sabe que este curso puede cambiarse gracias a ciertas circunstancias, por éstas pueden determinar su conducta.". Freud así lo creía, un cierto espacio mínimo de libertad en el que maniobrar sin sentirnos marionetas. Pero ese espacio, como la Tierra Media, hay que conquistarlo, esdedesear.

Libre si consciente y viceversa.

" El deseo es el apetito acompañado de la conciencia del mismo"
De Etica de Spinoza.


Este "pequeño detalle" se me había escapado a pesar de los múltiples repasos que le doy a la Ética de Spinoza. Es lo que tiene. Cuando alguien con esa cabeza habla sobre los elementos más simples de los que se compone el carácter, siempre descubres algo nuevo sobre lo que merece la pena seguir avanzando, al menos a mí, que soy tan aficionada a "remexer" (vocablo gallego que significa algo así como remexer) en las raíces de ese saco de la abundancia que llamamos espíritu.



¿Cual viene siendo el descubrimiento, el detalle escapado? : que el deseo no se diferencia del apetito (animal, institivo, inconsciente) más que en que tenemos (los hombres en exclusiva) conciencia de él. Y eso es lo que nos hace creernos libres, y por ende, serlo, porque somos lo que pensamos ¿no habíamos convenido? Conocer los deseos, reconocernos: He ahí la libertad. Eso que tantas veces repito, "lo importante es saberlo", da igual cual sea la grandeza o la vileza de nuestras confusiones, pasiones, fusiones y efusiones, emociones, disfunciones, alteraciones, disposiciones, concepciones, sensaciones, dilaciones, expansiones, ilusiones, opciones, sanciones, distracciones, maldiciones, prevaricaciones... contracciones (¿cervicales?), lo importante es saberlo. Lo siento, solo en eso consiste la libertad, pero no es moco de pavo conseguirla, sin embargo.



Así que voy a transcribir algunos fragmentos de la proposición en la que Spinoza trata el tema, porque creo que seguiré hablando de ello un tiempo.


Parte tercera. Del orígen y naturaleza de los afectos.

Proposición II.

"Ni el cuerpo puede determinar al alma a pensar, ni el alma puede determinar al cuerpo al movimiento ni al reposo, ni a otra cosa alguna (si la hay)

(...) Sigue una Demostración de las que acostumbra a hacer. Y en el final del Escolio... suelta este
bombazo:

De modo que la experiencia misma, no menos claramente que la razón, enseña que los hombres creen ser libres sólo a causa de que son conscientes de sus acciones e ignorantes de las causas que las determinan, y además porque las decisiones del alma no son otra cosa que los apetitos mismos, y varían según la diversa disposición del cuerpo, pues cada cual se comporta según su afecto, y quienes padecen conflicto entre afectos contrarios no saben lo que quieren, y quienes carecen de afecto son impulsados acá y allá por cosas sin importancia. Todo ello muestra claramente que tanto la decisión como el apetito del alma y la determinación del cuerpo son cosas simultáneas por naturaleza, o mejor dicho son una sola y misma cosa, a la que llamamos "decisión" cuando la consideramos bajo el atributo del pensamiento y "determinación" cuando la consideramos bajo el atributo de la extensión (la materia). Continuará...



Me recuerda a algo de lo que ya habíamos hablado, sobre la determinación, en un desarrollo de Peirce que me había dado mucho que pensar: "Qué hace sólido un razonamiento". Me apetece seguir dándole unas vueltiñas a ambos. Decisiones, determinaciones, resoluciones. Y a cual sea la razón de que me guste tanto la película "Cuatro bodas y un funeral" que he visto este fin de semana por tropecienta vez. En estas estoy y esdedesear.

Un ojo que ve el sol y una mano que siente la tierra.

"El mundo es mi representación: esta verdad es aplicable a todo ser que vive y conoce, aunque solo al hombre le sea dado tener conciencia de ella; llegar a conocerla es poseer el sentido filosófico. Cuando el hombre conoce esta verdad estará para él claramente demostrado que no conoce un sol ni una tierra, y sí unicamente un ojo que ve el sol y una mano que siente el contacto de la tierra; que el mundo que le rodea no existe más que como una representación, esto es, en relación con otro ser; aquel que le percibe, o sea él mismo. Si hay alguna verdad a priori es esta, pues expresa la forma general de la experiencia, la más general de todas, incluídas la del tiempo, espacio y causalidad, puesto que la suponen."

De El mundo como voluntad y representación. Por Arthur Schopenhauer.



El sábado fui a ver el documental "Rivers and Tides", sobre la obra del escultor Andy Godsworthy, quizás algunos ya lo conozcais. ´¡Qué buen rato de plenitud de goce estético!
Y aunque merecería una entrada para él solito, si supiera yo decir
en este caso algo más que: ¡mmm! ¡guauuu! ¡Qué preciosidad! y otras simplezas por el estilo, quiero hablaros de algo, de las reflexiones que me inspiró un escueto diálogo entre el escultor y un observador que acertó a pasar por allí mientras creaba esta estructura que veis en la foto. (en el video que os señalo abajó lo podeis escuchar del original).



Contemplaba Andy Goldsworthy su recien terminada obra, construída como todas las suyas en la naturaleza, charlando con un paisano que acertó a pasar por allí. El paisano le contaba cómo en aquellos lugares él mismo había tenido distintas experiencias desde niño. Le dedicó también unas palabras alabando lo que veía. Y sin dejar de mirar un momento, le interrogó con la misma tranquilidad con que había conducido su anterior discurso.
- ¿Qué espera que suceda cuando le alcance la marea? ¿Espera que flote?


Le había estado observando mientras trabajaba, allí no había más estructura ni otro material que unos leños que iba recogiendo de los alrededores y entrecruzando al albur. Su amplia experiencia vital de lugareño podía ser suficiente para dar por sentado que aquello sería arrastrado por la marea y destruído en más o menos tiempo. Podía haberlo asegurado, advertirle con contundencia. Podía incluso bromear con su ingenuidad. Pero no, en su diálogo incluía generosamente la incertidumbre acerca de alguna posibilidad distinta que se albergase en la experiencia del "otro", ese otro con el que charlaba tan respetuosamente. A eso le llamo yo "objetividad". El mundo nos ofrece sus ríos y mareas universales sometidos a cambios regulares que se convierten en leyes para nosotros y aún así, la representación que individualmente nos hacemos de él es lo que constituye la verdadera experiencia, exclusivo producto de nuestras singulares percepciones y deducciones "si hay alguna verdad a priori es ésta, pues representa la forma más general de experiencia". En esto "como en todo lo demás". Comprenderlo y aceptarlo supongo que nos hace más libres. Quizás penseis que mezclo churras con merinas, pues si, creo que si. Me pondré a pensar como separarlas. Esdedesear

"...El menosprecio de esta verdad es la primera falta de Kant. En cambio, desde los primeros tiempos fue reconocida por los pensadores de la India, constituyendo el principio fundamental de la filosofía vedanta atribuida a Vyasa. ..." Así comienza Schopenhauer su gran obra.

http://www.youtube.com/watch?v=iBcdL8uO71E&feature=related

Subordinaciones

Normalmente, los profanos, los aficionados, en nuestro afán de hacer inteligibles nuestras intuiciones buscamos las referencias admirables de aquellos en los que confiamos para que nos cedan sus justas palabras y así conseguimos enriquecer nuestro escaso bagaje con sus sabias reflexiones. Esa hermenéutica desmitificadora va estableciendo un diálogo espiritual entre el lector y el autor elegido, con un dinamismo tal que, en ocasiones, llega a sorprenderte. Me ha ocurrido muchas veces, supongo que a vosotros también, que divagando sobre ésta o aquella cuestión, viene a presentárseme una obra, una anécdota, un artículo, que coincide exactamente con el supuesto de ese diálogo interior y así lo amplia, prolongando una placentera conversación. Lo que, en principio me sorprendía, ahora empieza a parecerme más normal, siento que estoy en el camino adecuado y junto a mí caminan los míos. aquellos en los que me apoyo y reconforto.

Después de publicar mi última entrada "La verdad en el mar sin orilla" me encontré leyendo esta otra del blog de Victor Gómez Pin, que a continuación os transcribo. A partir de este momento la mía puede ser olvidada, si acaso solo tenida en cuenta como pregunta. Esdedesear


De la publicación en El Boomerang, el 4/11/2009




LA IMPOSTURA

«Tout droit dans son armure, un grand homme de pierre/Se tenait à la barre et coupait le flot noir,/ Mais le calme héros, courbé sur sa rapière,/Regardait le sillage et ne daignait rien voir. ( En su armadura rígido, un gigante de piedra/ la nave timoneaba y hendía la onda negra./ Pero el héroe, impávido, apoyado en su estoque,/ la estela contemplaba sin dignarse a ver nada.)"
Charles Baudelaire, Don Juan aux enfers

Supongamos una persona entregada plenamente a una modalidad de vida espiritualmente exaltante, pero que no responde a principios convencionales. Alguien por ejemplo que apura las posibilidades de relacionarse erótica y afectivamente y que en su comportamiento social respeta máximas que son corolario de un sistema de valores no siempre coincidente con la ley general ( corolario, por ejemplo, de esa ley oscura que vincula a los miembros de un clan y a la cual este hombre se siente por origen adscrito). Supongamos asimismo que esta configuración de su vida supone exposición a algo tan elemental como la posibilidad de llegar en la más absoluta soledad a la hora de la muerte... y que sin embargo de manera alguna se haya dispuesto a asumir tal radical confrontación.
Como resultado de tal contradicción cabe que el hombre intente repudiar de su sentimiento y de su mente la consecuencia, es decir: sigue comportándose en conformidad a los principios que le han configurado (entrega a una vida de placer, o fidelidad a la norma de un clan)...negándose a toda lucidez sobre ese previsible momento en el que el precio- la soledad en la hora de la muerte- será reclamado. Pues bien:
Esta falta de adecuación, esta ausencia de entereza respecto a la necesidad de asumir las consecuencias del comportamiento efectivo, constituye en sí misma una infracción a la ética. Cabe al respecto formular una suerte de mandamiento, en el que hay como un rescoldo del kantiano imperativo categórico:
Ya que no estás dispuesto a morir sólo, ajusta tu comportamiento exclusivamente a aquello que no pueda facilitar el que te encuentres en soledad ante la muerte. Tal subordinación puede ser muy penosa para la consecución del placer, e incluso penosa para la dignidad de la propia imagen. Puede suponer, por ejemplo, que no haya vinculación en función de la intensidad de la afección o del deseo, sino del grado de conveniencia (tras el cristiano amor de los esposos se esconde muy a menudo esta esencial evitación del riesgo); puede suponer asimismo el repudio de lazos de clan vivido por el propio protagonista como una traición.
Sin duda tras el "amor del hombre por la naturaleza, por su familia, por su patria" que suponía para Hegel una suerte de presencia trascendente en la cotidianidad ( "inmanencia de lo infinito en lo finito" le llama), tras la lírica del "rodeado de su mujer y de sus hijos amigos y criados", hay mucho de esa cobardía disfrazada de prudencia que constituye un engrasador del comportamiento individual y colectivo. Pero nada sin embargo tan penoso, y en algún registro nada tan abyecto como la impostura de un ser que juega de farol ante sí mismo, que usurpa la función de liberado de la sumisión a conveniencias. ¿Cabe imaginar a Don Giovanni, huir despavorido, o aceptar arrepentirse, cuando el Comendador le tiende su mano de piedra?

Don Juan aux enfers

Quand Don Juan descendit vers l'onde souterraine
Et lorsqu'il eut donné son obole à Charon,
Un sombre mendiant, l'oeil fier comme Antisthène,
D'un bras vengeur et fort saisit chaque aviron.
Montrant leurs seins pendants et leurs robes ouvertes,
Des femmes se tordaient sous le noir firmament,
Et, comme un grand troupeau de victimes offertes,
Derrière lui traînaient un long mugissement.
Sganarelle en riant lui réclamait ses gages,
Tandis que Don Luis avec un doigt tremblant
Montrait à tous les morts errant sur les rivages
Le fils audacieux qui railla son front blanc.
Frissonnant sous son deuil, la chaste et maigre Elvire,
Près de l'époux perfide et qui fut son amant,
Semblait lui réclamer un suprême sourire
Où brillât la douceur de son premier serment.
Tout droit dans son armure, un grand homme de pierre
Se tenait à la barre et coupait le flot noir,
Mais le calme héros, courbé sur sa rapière,
Regardait le sillage et ne daignait rien voir.

Don Juan en los Infiernos

Cuando pasó Don Juan las aguas subterráneas/ y a Caronte pagó el obligado óbolo,/ una sombra mendiga, ojos fieros de Antístenes,/ con brazos vengativos empuñó los dos remos./ Mostrándole sus senos pendientes, sus vestidos/ abiertos, mujeres agitadas en negro firmamento/ como una gran manada de ofrecidas víctimas/ con un largo mugido detrás de él arrrastrábanse./ Sganarelle riéndose le reclamaba el pago,/ en tanto que Don Luis con un trémulo dedo/ mostraba a todo muerto que erraba en la ribera/ aquel cínico hijo que burlara sus canas./ Tiritando en su luto, la casta y magra Elvira,/ tan cerca de ese pérfido que fuera esposo, amante,/ aún le reclamaba la suprema sonrisa/donde brillara, dulce, la promesa lejana./ En su armadura rígido, un gigante de piedra/ la nave timoneaba y hendía la onda negra./ Pero el héroe, impávido, apoyado en su estoque,/ la estela contemplaba sin dignarse a ver nada. (Traducción de Juan Carlos Sánchez Sottosanto)

La verdad en el mar sin orilla.


"Esta mortal e intolerable verdad: que todo pensamiento profundo y severo no es sino el intrépido esfuerzo del alma por mantener la abierta independencia de su propio mar, mientras que los más furiosos vientos del cielo y de la tierra conspiran por arrastrarla hacia la orilla traidora y servil.

Pero solo en la soledad del mar sin orilla, reside la verdad más alta, tan inacotada e indefinida como el propio Hacedor: antes perecer en esta infinitud que ser arrastrado sin gloria a sotavento, incluso aunque la salvación resida en ello. Pues ¿quién quisiera, como un gusano, arrastrarse cobardemente hacia la tierra?

De "Mobby Dick", por Joseph Conrad.



Llevo un rato delante de la página intentando atacar las teclas del ordenador y, ciertamente, no sé que poner, aunque si sé lo que quiero deciros. Y no sé qué poner porque lo que quiero deciros ya está bellísimamente expresado en este fragmento de Conrad, así que no me queda más remedio que repetirlo: que mantener la independencia del propio mar exige un intrépido esfuerzo del alma, pues eso. Que las orillas, que los puertos, son las más de las veces cobardes refugios donde nos protegemos de los embates de los furiosos vientos, incluso de los no tan furiosos, pues eso. Que el espíritu, sometido ya ante la imagen de su propia traición claudica embotado y servil, pues eso. Porque solo en la soledad del mar sin orilla reside la verdad más alta. Pues eso.


Y si alguna orilla buscamos que sea la de la verdad propia que no puede consistir en otra cosa que en romper los barrotes visibles o invisibles que hipotecan nuestra libertad. "La ontología crítica de nosotros mismos debe de ser entendida no como teoría, ni como doctrina, ni tampoco como un cuerpo de conocimientos durables que va en aumento; debe ser concebida como una actitud, un ethos, una vida filosófica en la que la crítica de lo que somos sea al mismo tiempo análisis histórico de los límites que se nos imponen, y experimentación de la posibilidad de transgredirlos. " Este era el reto del filósofo Michel Foucault: no consiste tanto en intentar liberar al individuo del Estado, y de sus instituciones, cuanto liberanos a nosotros mismos del Estado y del tipo de individualización que este conlleva. Hemos de promover nuevas formas de subjetividad que se enfrenten y opongan al tipo de individualidad que nos ha sido impuesta durante muchos siglos."


Nos sentimos arrastrados por las fuerzas irracionales de nuestra vida social, que estimamos y desestimamos casi al unísono, y nadamos, las más de las veces a contracorriente, sin saber muy bien a qué puerto nos dirigimos, repitiendo destinos que entre la bruma marina concebimos como abrigos más seguros de lo que finalmente se nos demuestran. Esas fuerzas irracionales están íntimamente ligadas a poderes institucionalizados, socialmente aceptados y acatados, cuya genealogía desconocemos y que se nos presentan como una maraña insuperable. Siempre digo que lo importante es encontrar el cabo de lana con el que empezar a deshacer la madeja, un instrumento para mí imprescindible son los análisis sociológicos, en ese sentido, de pensadores como Nietzsche, Marcuse o Foucault, éste último autor de esta obra "Hermenéutica del sujeto", que ha sido y es fundamental en mi vida y del que os hablo muchas veces. Es un libro pequeño y de fácil lectura, pero de pensamiento profundo y severo que puede ayudarnos a luchar por la independencia del propio mar", con una estupenda introducción además de Fernando Álvarez-Uría. Esdedesear.

Paresia

"A fin de aportar al tema una nueva dimensión, he venido insistiendo en que el concepto de realidad en Freud aúna lo fáctico y lo actual- es decir un mundo de hechos consensualmente validado y una activación recíproca de gente del mismo parecer. Sólo estos dos elementos juntos proporcionan un sentido de la realidad. Porque incluso entre los hombres más inteligentes y mejor instruídos siempre existe una búsqueda de una imagen del mundo compartida con aquelllos que no sólo se sirven de los mismos métodos de verificación, sino que también piensan de manera semejante y se hacen sentir unos a otros activos y competentes: sólo untos podrán descifrar lo que haya de verdadero en las experiencias de significación más pronunciada."
De "Historia personal y circunstancia histórica" por Erik H. Erikson

"No es posible ser amado por muchos con una perfecta amistad, lo mismo que no lo es amar a muchos a la vez. La verdadera amistad es una especie de exceso en su género, es una afección que supera a todas las demás, y se dirige por su misma naturaleza a un sólo individuo, porque no es muy fácil que muchas personas agraden a la vez tan vivamente, ni quizá sería bueno.(...) Los hombres afortunados no tienen necesidad de relaciones útiles, pero necesitan relaciones agradables, y por esa causa quieren vivir habitualamente con algunas personas."
De" Moral a Nicómaco" por Aristóteles.

Filiel, agosto 2009

Queridos: Otra vez tengo que felicitarme de no haber hecho caso de la imaginación, la mía es tendente al pesimismo y busca ,para frustrar mis proyectos, las asociaciones más truculentas. Pero "a Dios rogando y con el mazo dando", aquí me encuentro, felizmente integrada en esta nueva morada. Me gusta el silencio, lo que más, pero para romperlo a ratos me he traído una antigua radio de las de cassette incorporado, que tenía abandonada en el trastero. ¡Sorpresa! En una pletina, una grabación de la Sinfonía del Nuevo Mundo de Dvorak y en la otra una recopilación de éxitos de Sinatra. Del mismo trastero pillé un aparato de video VHS al que aplico la tremenda colección antigua de mi hermano, pero en él, en el video, también un duende me había dejado una grabación de Toska. Estos duendes proveedores parecen haber ido dejando miguitas en el camino que son buenas compañías.
Bajo la nogal de mi casa y en otros muchos puntos desperdigados de esta maravillosa naturaleza (con un cuchillo en el zurrón mirando de reojo por si los lobos...) me voy zampando la provisión de libros que me traje, aunque, ya vereis, mucha soledad y tal y cual pero no me dará tiempo a leer todo lo que me propuse.
Hay otro "temita" que estaba en el buffer. Lo sabeis. Llegué aquí sin hipoteca alguna en cuanto a la posibilidad de compartir esta estancia con alguien, corría el riesgo de no tratar a nadie en este tiempo, no, si ello implicase alguna clase de comercio y debilidades varias, usar bastones y luego tirarlos. Suponía que aún así merecería la pena, así que no hice previsiones en ese sentido. Una ascesis como ésta no permite más que discursos verdaderos, entre pares. Hace tiempo que ya solo busco la "paresia". Hay un tiempo para sembrar y otro para cosechar.
("La paresia etimológicamente significa decirlo todo. La paresia lo dice todo; no obstante, no significa decirlo todo, sino más bien la franqueza, la libertad, la apertura que hacen que se diga lo que hay que decir, como se quiere decir, cuando se quiere decir y bajo la forma que se considera necesaria. Este término de paresia esta ligado de tal forma a la elección, a la decisión, a la actitud del que habla, que los latinos lo han traducido justamente por libertas para referirse a la libertad de aquel que habla.". Foucault. Hermenéutica del sujeto). No, libre me quiero. Y par. Y es posible que haya encontrado algunos. Llegados de tierras aún más
lejanas que yo.
Creo que merece la pena que os cuente otras cosas de ellos. Esdedesear