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EL LEGO

"Hay que dedicar la primera parte de tu vida a construir un ego fuerte, porque si no el vecino te come. En la segunda parte hay que deshacerse de él, porque sin ego, el tema de la muerte se esfuma". 
Extraído de una entrevista de Arcadi Espada al filósofo Salvador Pániker, publicada en El Mundo.

Siento que estoy de acuerdo con estas palabras, y lo siento, no obstante, con sentimientos tan ambivalentes que casi sería mejor decir que disiento.
Por una parte siento el valor del  gran esfuerzo que supone construir un ego desde la más temprana y anonadada infancia, ingenuamente feliz mientras le asedian los superegos paternos, sociales, escolares; atravesando luego  a duras penas la confusa y descontrolada adolescencia  ávida de los tan deseados como controvertidos  col-egueos;  abriéndose costoso paso, en la juventud,  entre las imposiciones de las modas, los ideales de la vocación en lucha con las convenciones laborales, de las celebradas aceptaciones y los insoportables rechazos, de la afanosa búsqueda y el incierto encuentro del primer amor, del segundo amor, del... desamor; de nuevo el amor: un respiro por fin,  el ego que empezaba a desinflarse en su fatuidad, deslizándose hacia abismos de sentido, respira ya, rescatado, contenido (contento) en otro ego, dividuo de nuevo, como en origen,  no individuo, crea un nido, escribe un libro y planta un arbol; se hace casi inexpugnable, deja de escuchar los interrogantes-interrogaegos, ni caso , no duda: !es un jodido ego del copón¡, cuando inexplicablemente aquello deja de furrular, no madura; el psicoanalista se encargará de empezar a destronarlo, lo hará papilla, en caso de que lo visite dividido por los cuestionamientos de la lógica,  o en todo caso se encargarán otros!egos del copón! de colaborar en esa tarea ardua de ir deshaciéndose de él,  agujereándolo hasta que adquiera la apariencia de un egocolador, esa nueva materialidad  por donde se irán  escapando las militancias, las expectativas, las fes, las adhesiones, las ilusiones. La ilusión de un ego fuerte.

Por otra,siento la gran felicidad, la tranquilidad, el sosi-ego,  que supone que el ego vaya perdiendo su ilusoria fortaleza. Cuando por fin  puede permitirse ser débil y anhela de nuevo  todo lo que deseaba en la más temprana y anonadada infancia, en la confusa adolescencia, en la gloriosa juventud... ahora ya consciente,  liberado de todos los superegos, col-egueos, interroga-egos y  egos del copón. Recobrada la duda, la incertidumbre, la curiosidad, la necesidad, se atreve a  revisitar el paraiso perdido, y en sueños  se pregunta si aún hay tiempo para él. Despacio, discreto, de puntillas avanza entre la niebla que se disipa de elección en elección, comprobando el suelo firme de la desmitificación bajo sus pies, sus pasos alcanzan más cuanta menos prisa se dan: es un deshecho de ego, un ego deshecho,un l-ego total, ante el que hasta la propia muerte se esfuma.

"Y entonces, cuando el final se aproxima, al repasar tramos de una larga travesía, puedo afirmar que pertenezco a esa clase de hombres que se han formado en sus tropiezos con la vida. De manera que, cuando algún exégeta habla de mi filosofía, no puedo sino turbarme, porque tengo la misma relación con un filósofo que la existente entre un guerrillero y un general de carrera. O quizá, mejor entre un geógrafo y un aventurero explorador cuya intuición le sugiere la búsqueda de la selva malaya, del que tiene ambiguas noticias, ni siquiera la seguridad de su existencia. En el arduo trayecto contemplé lugares maravillosos, pero también tuve que enfrentarme con seres siniestros y obstáculos casi insuperables, y caí una y otra vez. Desesperado por no dar con el tesoro, descreyendo de mi capacidad para encontrarlo entre tanta penuria, perdí reiteradamente la fe. Digo la verdad cuando afirmo que desconozco otras regiones, que mi ignorancia de otras realidades es innumerable, pero en cambio puedo reivindicar la búsqueda apasionada en el camino que seguí" Esdedesear

De Ernesto Sábato. "Antes del fin"