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Trascender, pero hacia donde? Subir, pero a qué altura?

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                  - Usted siempre ha dicho que trabajar en literatura es, en muchos sentidos, más importante que trabajar en filosofía.
_ La literatura es más importante en un sentido muy específico; cuando se trata de llevar a efecto el progreso moral. La literatura contribuye a la expansión de la facultad de la imaginación moral en cuanto que nos hace más sensibles, en tanto que nos hace profundizar en nuestra comprensión de las diferencias entre los hombres y sus distintas necesidades. La filosofía es útil cuando trata de sintetizar nuestras propias intuiciones morales en principios morales. Pero no sirve para la ampliación de estas intuiciones. Las reflexiones filosóficas no contribuyeron mucho a la abolición de la esclavitud, al contrario que algunas historias sobre la vida de los esclavos."

Entrevista al filósofo Richard Rorty llevada a cabo por R.Kaiser, H.Mayer y W.Ulrich, bajo el título "Es bueno persuadir". en "Cuidar la libertad" Ed. Eduardo Mendieta.

Escuchaba ayer a Fernando Savater decir que en ocasiones le convocan para acudir a colegios con el fin de animar a la lectura. Con su típico sentido del humor ilustraba lo que suponía para él. Puesto que le gusta tanto leer, invitar a la lectura a otros es algo así como si tuviese que animar a comer jamón de jabugo." La lectura multiplica el alma" decía. A mi me ocurre otro tanto, no concibo la vida sin la lectura, un placer pero también un deber. Como el jamón de jabugo.

En los últimos tiempos he tenido entre mis lecturas un par de novelas de Wallace Stegner: "En lugar seguro" que narra la larga relación de amistad, llena de complejidades, entre dos parejas de profesores de universidad  y Ángulo de reposo" el relato intimista de un historiador sobre la vida de sus abuelos, ingeniero y escritora e ilustradora,  que inician su  tremendamente dificultosa andadura por  los territorios sin civilizar del Viejo Oeste californiano;  una obra del escritor-viajero-caminante  Patrick Leigh Fermor llamada "Un tiempo para callar" en la que describe gracias a sus estancias en determinadas abadías de benedictinos, cistercienses y trapenses, los rigores de la vida monástica de estas órdenes de estricta observancia , el ensayo "Qué es el arte" de Tolstoi, reflexiones en un intento de definir el arte más allá del concepto de belleza que siempre le acompaña;  y tengo entre manos la voluminosa "Has de cambiar tu vida" del filósofo Peter Sloterdijk, título basado en la voz que oyó Rilke en el Louvre y bajo él cual el filósofo desarrolla una producción original de investigaciones acerca del hombre actual en un mundo que "no puede negarse: el único hecho de importancia ética universal en el mundo actual es el reconocimiento, cada vez mayor y difusamente omnipresente, de que así no se puede continuar" Todos ellos apasionantes, muy recomendables. La lectura de las novelas fué un auténtico placer, el ensayo de Tolstoi esclarecedor y pedagógico, y desentrañar nuevamente las tesis de Sloterdijk  es un empeño que me tiene entusiasmada.

 La contestación que Richard Rorty ofrece a sus entrevistadores en el fragmento que abre esta entrada me ha hecho reflexionar. En primer lugar diré que creo que tiene razón. La ficción, espejo,al fin y al cabo, de la realidad, nos coloca frente a otras formas de vida, otras culturas, otros caracteres, amplia nuestros horizontes de narratividad, los embellece, los cuestiona, los contrapone, los enriquece en suma, impide que nos encastillemos en la cómoda pero anonadante subjetividad porque "comprender" es nuestra esencia y comprendiendo es como somos más humanos.                                                                                             En cuanto al ejercicio de  la filosofía, ese amor por sustanciar nuestras intuiciones, ese afán por rebasar los límites, ese esfuerzo heroico por trascender, voy a remitirme a un fragmento del libro en cuestión "Has de cambiar tu vida" que pueda, entre mil, definir su función:                                                                                                                                
"El autor de la Gaya Ciencia (refiriéndose a Nietszche) era consciente de hasta qué punto èl seguía siendo devoto. Al mismo tiempo, entendía ya lo suficiente de las reglas de juego que rigen en el astro ascético como para tener claro que todas las ascensiones comienzan en el campamento-base de la vida corriente. Sus preguntas; Trascender, pero hacia donde? subir, pero a qué altura? , se habrían contestado por sí solas si él hubiera permanecido asentado en el suelo  de los hechos ascéticos. Pero estaba demasiado enfermo para seguir lo que decía su conocimiento más importante, a saber: el asunto principal en la vida es tomar en serio los asuntos secundarios. Cuando los asuntos secundarios fortalecen, se ve refrenado el peligro dimanante del asunto principal. Ascender más alto en lo secundario viene a significar luego que se avanza en lo principal." Ahí lo dejo, a interpretación. Que en eso consiste la filosofía. Esdedesear.









                                                                                                                                                                                                                                                                           

EL MALSANO PENSAR

 "Ayer" resultó ser una larga, oscura  e indeterminada etapa. Disculpadme.


"¿A donde nos conduce el pensamiento? Puesto que es, en efecto, una verdad generalmente admitida que es malsano pensar y que la verdadera sabiduría se alcanza no pensando en nada.
-Conocimiento a donde me conduces? A donde me arrastras pensamiento?
De "La rebelión de los Ángeles" Por Anatole France


      Este ejercicio de interrogación que hace Anatole France,  en este libro que estoy leyendo,  me viene al pelo para dirigirme a ese punto concreto del  inicio  de tantas reflexiones, análisis, tesis y antítesis que, cual piedra de Sísifo, llevamos arrastrando desde hace siglos- que se sepa aproximadamente veinticinco para nosotros-  cuando se inicia en Grecia el pensamiento dialéctico, concretamente con Sócrates y que, en particular para dar respuesta a su pregunta ¿Que es el saber?, comenzaron a verterse rios de tinta quedieron fundamento a  toda la epistomología hasta nuestros días. Pero no nos equivoquemos no  fue tanto esa pregunta socrática la que lo hizo, sino la respuesta que añadió Platón con su poderosa filosofía , " la madre de todas las filosofías" .La intención de Sócrates no era acertar con conclusiones verdaderas, porque esa frase que atribuímos a Sócrates de "solo se que no se nada", paráfrasis de la auténtica " Este hombre, por una parte, cree que sabe algo, mientras que no sabe [nada]. Por otra parte, yo, que igualmente no sé [nada], tampoco creo [saber algo]." (Apología de Sócrates. Diálogos), no es tan inocente como la queremos pintar, ni tan metafórica o estratégica como se la quiso interpretar
Lo que realmente quería Sócrates se deja ver en el Diálogo "Teeteto" de Platón. 

- Sócrates: Sufres los dolores del parto. Teeteto, porque no eres esteril y llevas el fruto dentro de tí.
-Teeteto: No sé, Sócrates. Ye estoy diciendo la experiencia que he tenido.
- Sócrates: No me hagas reir, ¿es que no has oído que soy hijo de una excelente y vigorosa partera llamada Fenáreta?
- Teeteto; Si, eso ya lo he oído.
-Sócrates: Y nos has oído también que practico el mismo arte?
- Téeteto: No, en absoluto
- Sócrates: Pues bien, te aseguro que es así. Pero no lo vayas a revelar a otras personas, porque a ellos, amigo mío, se les pasa por alto que poseo este arte. Como no lo saben, no dicen esto de mi, sino que soy absurdo y dejo a los hombre perplejos. ¿O no lo has oído decir?
-Teeteto: Sí que lo he oído.
-Sócrates: ¿Quieres que te diga la causa de ello?
-Teeteto: Desde luego.
-Sócrates: Ten en cuenta lo que pasa con las parteras en general y entenderás facilmente lo que quiero decir. Tú sabes que ninguna partera asiste a otras mujeres cuando ella misma está embarazada y puede dar a luz, sino cuando ya es incapaz de ello. Mi arte de partear tiene las mismas características que el de ellas, pero se diferencia en el hecho de que asisto  a los hombres y no a las mujeres, y examina las almas de los que dan a luz, pero no sus cuerpos. Yo mismo soy estéril en sabiduría. Muchos, en efecto me reprochan que siempre pregunto a otros y que yo mismo nunca doy ninguna respuesta de nada por mi falta de sabiduría, y es, efectivamente un justo reproche. La causa de ello es que el dios me obliga a asistir a otros pero a mi me impide engendrar. Así que no soy sabio en modo alguno, ni he logrado ningun descubrimiento que haya sido engendrado por mi propia alma"

Es decir:

"Su objetivo no es otro que conducir a los interlocutores del diálogo al espacio iluminado de un claro y ominicomprensivo no-saber y llevarles a darse cuenta de lo insostenibles y superfluas que son todas las opiniones sólidas que han encontrado." P. Sloterdijk


Puede extrañar que Sloterdijk  llame "claro y omnicomprensivo"  al no-saber al que Sócrates quiere conducir a sus interlocutores, en el conocido estilo de su mayéutica. ¿Es que después de tantas páginas, de tantas comeduras de coco, vamos a llegar a la conclusión de que lo claro y ominicomprensivo es el no saber?. Pues si, ahí quería yo llegar también.Ahí deberíamos quizas llegar todos, auténtica utopía de la incertidumbre. Por eso, a  ese no saber, a ese no estar seguros y fundamentados, que  se instituye en esa "negatividad fetal" en la que, tal como estabamos hablando ( ¿os acordais?)   "somos pero no estamos" más que en "ausencia de conciencia" , Sócrates, Sloterdijk y yo misma  convocamos a reactivar. Lo demás, desde Platón para aquí es lo que llamamos positivismo más cercano al conocer-es-poder. Y eso, para quien le interese.

Siglos más tarde Wittgenstein instituyó un giro en la filosofía, que puede convencernos más sobre lo que es el pensar, qué es el pensamiento,  quizás siga por ahi. Esdedesear

El doble comenzar: La revolución

"Señoras y señores, vuelvo a la idea de una autobiografía radical y recuerdo el pathos propio del que está capacitado para llevar una vida totalmente propia, incluso a pesar de sus oscuras marcas del comienzo. Quien tiene buenas razones para empezar consigo mismo desde el comienzo más radical, no se puede tampoco dejar desmoralizar por la dificultad que supone abrir las primeras páginas del libro de nuestra propia vida. ¿No es el el olvido del nacimiento como tal, fenómeno que determina casi todas las formas de autoconciencia que han aparecido de forma tan natural, un hecho que tendría que darnos mucho que pensar?"
De "Venir al mundo, venir al lenguaje" Por P. Sloterdijk

Una cosa muy sencilla hemos descubierto de entre las poéticas pero complejas reflexiones de Sloterdijk, y es el hecho de que el comienzo del ser y el comienzo del lenguaje no coinciden en ninguna circunstancia, que cuando el ser del lenguaje comienza el otro ya estaba allí, objeto (ob-jectum: lo arrojado fuera, lo externo) de otras miradas, otras manos, otras palabras, que le orientan (o desorientan), pero sobre todo le inscriben con caracteres indelebles en una vida, en una historia, en una  tradición... y porque las tradiciones también pueden ser unas madrastras, los hombres se subjetivan (sub-jectum: lo arrojado debajo, lo interno) una y otra vez, en individualidades o en colectividades, recreando el pathos propio del comenzar de nuevo, con una voluntad decidida de autofundamentación, de autorrealización, de autodeterminación, ávidos de liberarse de las antiguas transmisiones de poder fraguadas en la noche infantil de nuestra ausencia.

Señoras y señores, con estas reflexiones quisiera dar a entender que uno tiene que tener buenas razones para emprender el experimento radical autobiográfico del comenzar de nuevo en el comienzo radical. Con la mera curiosidad o por simple motivos académicos no se llega muy lejos en una expedición de este tipo. Sólo cuando fracasa una forma de vida, cuando una tradición envenenada resulta ya insoportable para una conciencia individual, cuando irrumpe una voluntad deseosa de romper el círculo vicioso  den el que ya se encuentra y arrancarse de una tradición de destrucción familiar y nacional, entonces el pathos del comenzar se convierte en una pasión real. Saber si todo esto puede conducir a resultados válidos, es una cuestión que dejo abierta.... La prueba de que existen esta voluntad y esta fe nos la brindan algunos de los fenómenos más importantes de la cultura humana; las religiones con su promesa de renacimiento; la poesía con su compromiso de buscar mejores mundos al lado del malo ya real; las terapias, prometiéndonos la posibilidade comenzar de nuevo nuestras vidas; y la filosofía originaria, con su propósito de aliviar a las almas pensantes por su despedida de esas opiniones previas desfiguradas y a la luz de reflexiones verdaderas llevarlas de nuevo al mundo. La religión, la poesía, la terapia, y con algunas limitaciones, la filosofía son vistas en general como instituciones constantes de las grandes culturas. Gracias a su obstinado retorno, ellas demuestran que innumerables hombres desde hace milenios han conocido la razón mas poderosa para exigir nuevos comienzos radicales de la vida"
(De la obra citada)

Es de sobras conocido que mi blog está inscrito en una de esas instituciones de que habla Sloterdijk, la filosofía, de obstinado retorno, en un optimista y esforzado deseo de apostar por todos los renacimientos posibles, en la linea (perdoname Sócrates) de mi más admirado filósofo, el del arte de la comadrona- la vida es hermenéutica os decía la semana pasada- heredado de su madre y trasladado a su mayéutica. Con él, y de nuevo gracias a Sloterdijk, seguiré en la próxima entrada. Esdedesear

La laguna de la memoria

"Nuestra vida, en el caso de que sea un libro, no puede ser en ningún caso un libro infinito, ya que sabemos  que la vida con la que hemos de vérnoslas empieza con la concepción o el nacimiento y termina con la muerte.... Sin embargo, si me invitaran a contar mi vida y empezar por el principio... me sentiría incapaz de hacerlo, pues, por raro que pueda sonar, esta historia mía empieza con mi ausencia, o dicho más prudentemente, con la ausencia de mi recuerdo y bajo la pérdida de mi conciencia de haber estado presente"
De "Venir al mundo, venir al lenguaje" Por P. Sloterdijk

Hablábamos antes de la dificultad que tiene el ser humano de poder referirse a sus comienzos reales y el asombro que, en un momento dado, puede producirnos que siempre lo hayamos hecho como si verdaderamente los conociéramos, sin darnos cuenta de que, durante ese lapsus de tiempo y de memoria, por la ausencia de nuestra conciencia, quizás puedan haberse tramado los mimbres fundamentales de nuestra historia personal, porque lo que para nosotros es totalmente invisible, es, sin embargo, absolutamente público para otros seres  que desde el primer instante nos dirigen sus miradas y sus palabras, nos hacen su objeto, nos enredan en su propia historia y apoyándonos en ella barruntamos un relato que consigue taponar esa laguna en la memoria que jamás conseguimos cerrar del todo. Por eso la vida es hermeneútica, tratamos de comprenderla, de comprendernos, de encontrarnos a nosotros mismos, los alienados de nuestros comienzos.

Y en ese afán hermenéutico que llena de ímpetuoso impulso revitalizador algún feliz momento de nuestra vida, puede ocurrirnos como a  Oblómov, el famoso protagonista de la obra del mismo nombre del escritor ruso Goncharov, discurrir cómo y por qué somos como somos, como hemos llegado hasta aqui.
"...Pero yo, yo.. no soy como otros" dijo con tristeza y quedó profundamente pensativo.Incluso sacó la cabeza de debajo de la manta.
    Había llegado uno de los momentos más claros y conscientes en la vida de Oblómov
    Sintió miedo cuando surgió en su mente la idea viva y clara del destino humano, de su finalidad, cuando la comparó con su propia vida, cuando volvieron a su memoria, unos tras otros, diversos hechos pasados aleteando medrosamente como pájaros asustados, que hubieran despertado de pronto por un rayo de sol.
   Sintió tristeza y dolor por su falta de preparación, por haber detenido el desarrollo de sus fuerzas morales, por su indolencia, que era la causa de todo; le roía la envida al pensar que otros llevaban una vida plena, y que él, como pesada piedra, yacía tirado en el estrecho y mísero sendero de su existencia.
   Despertaba en su tímido espíritu la amarga conciencia de que muchas facetas de su naturaleza seguían dormidas aún, que otras apenas sí habían despertado y que ninguna había alcanzado un desarrollo total.
   Sin embargo, tenía la dolorosa sensación de que estaba encerrado en él, como en una tumba, un principio noble, luminoso, que tal vez ya estuviera muerto ahora o que yacía, como el oro, en las entrañas de la tierra , esperando, hacía tiempo, a convertirse en moneda de uso.
  Ese tesoro estaba profunda y pesadamente cubierto por deshechos y basuras. Como si alguien hubiera robado y sepultado en su propia alma los tesoros donados por el mundo y la vida. Algo le hagía impedido lanzarse a la vida y volar por ella, desplegadas las velas de la inteligencia y la voluntad. Un enemigo oculto había frenado con mano de hierro su andadura, arrojándolo muy lejos del directo destino humano.
  Y, al parecer, ya no podría salir de esa salvaje y solitaria espesura para llegar a un sendero recto. El bosque lo rodeaba por todas partes y en su alma era aún mas enmarañado y tenebroso; el despertar de su conciencia era cada vez menos frecuente y sólo por un instante daban señales de vida sus dormidas fuerzas. Hacía tiempo que su pensamiento y su voluntad estaban paralizados y se diría que sin remedio.
Su actividad vital había disminuido hasta un grado microscópico, pero ni aún así era capaz de enfrentarse a los hechos; no era él quien pasaba de unos a otros, sino eran ellos lo que lo llevaban como de ola en ola; por sí solo no tenía fuerzas para oponer a unos una voluntad firme o bien dejarse llevar por la razón frente a los otros. Esta secreta confesión ante sí mismo le producía gran amargura. La inútiles lamentaciones por la vida pasada, los ardientes reproches de la conciencia le zaherían como agujas; procuraba con todas sus fuerzas librarse del peso de esos reproches, hallar algún culpable al margen de su propia persona para dirigir contra ella su filo. Pero ¿contra quien?
....No llegó, pues,a determinar la causa; la lengua y los labios se inmovilizaron de repente a medio decir y quedaron tal como estaban medio abiertos. En lugar de palabras se oyó un suspiro más y a continuación resonaron el el aire los ronquidos uniformes de una persona que duerme apaciblemente.
El sueño detuvo el indolente y lento fluir de sus pensamientos y lo trasladó de inmediato a otra época, lo situó entre otras gentes y en otro lugar, a donde nosotros, juntamente con los lectores, lo seguiremos en el capítulo siguiente"

No he podido desechar una sola palabra ni fragmento  de esta bellísima exposición del estado de ánimo de Oblomov cuando inicia un despertar de la conciencia que, aunque tarde, va a poner en marcha su segundo renacer. Perdonad la extensión y que no sea mía la reflexión. Lo escasa satisfacción que buscaba mi ego literario se está batiendo en retirada ante las palabras de los maestros.
El sueño de Oblómov será verdaderamente esclarecedor, quizás ya lo conozcais, o lo leais en adelante si os pica la curiosidad. Pero en mi próxima entrada hablaré de él como esdedesear.

Primer comienzo: La ausencia.

"El comienzo es cosa extraña. Si no reflexiono sobre ello, sé lo que es comenzar, pero si pienso en ello, entonces ya no lo sé."

Pues si, yo diría incluso que muy pocos se paran a pensar en cómo fueron sus comienzos y si lo hacen, es probable que los describan con sus primeros recuerdos, quizás añadan algunas historias sobre sí mismos que les hayan sido proporcionadas por sus padres o familiares, pero, aunque nadie lo pone en duda, lo cierto es que no podríamos contar nuestro comienzo real porque nuestro comienzo se inicia con una ausencia, la de nosotros mismos. Por supuesto que estamos allí, comenzando físicamente, pero de una forma en que jamás volveremos a estar, nuestra presencia ausente terminará en un plazo más o menos corto y ese estado de inocencia es el único que no podremos repetir. Dependiendo de nuestra capacidad para traer a la memoria las primeras vivencias conscientes el principio será más o menos lejano en el tiempo  y aún así no constituirá más que el inicio  de un relato interesado que llamaremos vida, y que sin dudarlo pensaremos que como tuvo un principio, tendrá un fin.

"Señoras y señores, imagínense que un buen día alguien llama a su puerta, que ustedes abren y entra un desconocido vestido de gris con una maleta en la mano, un hombre alto cuya apariencia refleja un tipo de pobreza decente. Si ustedes se imaginan vividamente una escena semejante, les podría pasar a partir de ahora lo que al narrador del inquietante cuento del "Libro de arena" de Jorge Luis Borges. Ese extraño, aparentemente un hombre escandinavo, se presenta como vendedor de biblias. Con motivo de una asociación de factores no aclarados, parece estar al corriente de que el anfitrión que le ha abierto la puerta de su casa en la calle Belgrano de Buenos Aires es un coleccionista de libros. El anfitrión aclara en seguida a su visitante que en realidad no son precisamente biblias lo que le hace falta. En realidad el ya posee muchas biblias inglesas, entre ellas la de John Wiclif, la de Cipriano de Valera, así como la Biblia de Lutero y un ejemplar de la Vulgata. El melancólico extraño calla durante un instante y replica que él no sólo vende biblias, y que puede mostrar al anfitrión otro libro sagrado que posiblemente suscitará su interés, una obra que ha comprado en los confines de Bikanir, en la India. De hecho, en el dorso del sorprendente y voluminoso libro se encuentran las palabras: Holy Writ, y sobre ellas el nombre de una ciudad: Bombay. El narrador abre el libro por un lugar arbitrario. La página del lado izquierdo lleva el número 40514, la página derecha que está al lado, en cambio, en número 999. Al pasar las páginas, se pone de manifiesto que el siguiente número de página se multiplica por ocho. El narrador cierra el libro y luego intenta abrirlo de nuevo en la misma página. En vano, las páginas que acababan de abrirse no se encuentran ahora, por mucho que él las pase una y otra vez. El vendedor de biblias le cuenta entonces en voz baja que él ha comprado semejante volumen en un pueblo de las llanuras a cambio de unas cuantas rupias y una Biblia. Su antiguo poseedor, un intocable que no sabía leer, le había dicho que este libro se llamaba el Libro de Arena, porque ni el libro ni la arena tienen ni principio ni fin. A continuación, señoras y señores, sigue el texto cuya historia quisiera que guardasen en su memoria. Escuchemos por unos momentos la voz del narrador citándolo directamente... "
De "Venir al mundo, venir al lenguaje" por P. Sloterdijk

Puede ser un buen momento para leer este cuento. Hasta pronto, esdedesear.

El doble comienzo

"Señoras y señores, es justo aquí donde tropezamos con las huellas de la tradición poetológica más arcaica. Orfeo, el protopoeta griego, se siente tan desgarrado por la muerte de Eurídice que está incluso dispuesto a descender a los infiernos para pedir a los dioses que permitan que Eurídice abandone la oscuridad. Que el dolor que le mueve también es capaz de conmover a otros, se muestra en el increíble desenlace de la aventura; el mismo infierno no puede sino ablandarse ante tal petición. Con su arte Orfeo ha desplazado los límites de la muerte; recibe el inaudito permiso de volver a conducir a la amada muerta a la luz y al mundo de los vivos bajo la condición innegociable de que durante el regreso al mundo diurno él no vuelva la cabeza hacia ella ni siquiera un momento; mientras atraviese el reino de las sombras, no debe contemplar el objeto de su anhelo. Pero imponer a Orfeo esta condición significa exigir lo imposible al que pide lo imposible, toda vez que un deseo que no se ha dejado intimidar por el hecho de la muerte, tampoco podrá apenas obedecer la orden de no darse la vuelta para ver a la amada. En el deseo del poeta mítico se encuentra ya de antemano la incapacidad misma de someterse a la ley de la separación, una ley que encuentra en la muerte del otro su más dura expresión. Si la muerte no es ya por sí misma algo suficientemente poderoso para desalentar todo deseo hacia ELLA, también es demasidado débil la orden que le prohibe voverse prematuramente hacia la amada. Si Orfeo hubiera podido seguir la orden, no sería el mismo hombre que ha pedido para Eurídice la oportunidad de una segunda vida. No sería el poeta que entonó quejumbroso, el canto en honor de lo imposible ; desde el comienzo le habría parecido absurdo querer someter su voluntad a los dioses de las alturas y remover el submundo. 
Señoras y señores, no existe para la situación de la literatura imagen más poderosa que la de ese impaciente cantor Orfeo al encuentro del día, atravesando la zona de la muerte con una muerta casi viva a sus espaldas. Puede afirmarse con toda seguridad qu él no dejará fatalmente de volverse, e infringirá la orden ya sólo por el hecho de que infiltrarse en el mundo nocturno implica romper con todas las leyes de lo posible. El poeta es aquel que busca lo real en lo imposible...."

De "Venir al mundo, venir al lenguaje" por Peter Sloterdijk

Quise traer, hoy, en este nuevo comenzar (vida y literatura todo es lo mismo), este fragmento con el que junto a otra más amplia explicación, Sloterdijk inicia una bellísima argumentación sobre lo que él llama la poética del doble comenzar. "mi intención no es otra que plantear la pregunta de cómo se comienza a comenzar" Sloterdijk iluminó un día para mi una evidencia, la de que,  por mucho que volvamos la vista atrás en el recuerdo,  hay una etapa de la vida que está irremediablemente oculta y que resulta fatalmente decisiva sin embargo;  que lo que llamamos comienzo no es tal, que sólo cuando advenimos al lenguaje comienza el comienzo, pero un comienzo en el que ya hemos sido comenzados "solo porque estamos inmersos en  una historia podemos comenzar a contar nuestra propia historia..." Que ese comienzo oculto a nuestra memoria se inscribe en una separación, en una pérdida inicial, de la que nunca nos recuperamos suficientemente y cuya huella, travestida en deseo de reuníón, va marcando, repetitiva e inexorablemente nuestros destinos, "Orfeo tiene que perder lo que desea porque ya lo ha perdido. Sin embargo entre el haberlo perdido y el nuevo perder se abre espacio para la vida que corresponde al ser que respira, habla y desea. Es en este espacio donde oponemos resistencia a lo que es demasiado real y aprendemos a ser principiantes de lo imposible".

La feliz relectura de este libro me permitirá hablaros de algunas otras cosas en adelante, en una nueva incursión en lo imposible. Esdedesear.

¿De que "verdad" estamos hablando?

Buscando actualizar referencias sobre un filósofo actual que me gusta mucho: Peter Sloterdijk, me encontré con esta maravillosa conversación entre Cristián Warken y Carla Cordua, en una página de aquel, con precioso nombre:" Una belleza nueva". Yo la he disfrutado mucho, os la paso por si apetece verla en el fin de semana otoñal.



http://www.otrocanal.cl/?video=212

Yo también soy un interruptor.

"Es precisamente aquí donde cabe cifrar la misión del filósofo en la sociedad, si se me permite, por un instante, hablar en términos tan enfáticos: demostrar que un sujeto puede ser interruptor de la información y no un simple canal de transmisión que sirve de paso a las epidemias temáticas y oleadas de excitación."
De EL Sol y la Muerte. Conversaciones entre Peter Sloterdijk y Hans-Jürgens Heinrichs

Pido permiso, también yo, por utilizar este fragmento tan enfático de las palabras de Sloterdijk , para continuar hablando del manido tema de la televisión. Pero veremos por qué lo hago. Sloterdijk en este tramo de la apasionante conversación que contiene este libro "El sol y la muerte", cuestiona la posibilidad de soberanía de alguien que, referido a los medios de comunicación, no es capaz de poner fin a la cadena de excitación, de distanciarse de las epidemias de opinión. El no dejar de hacerlo, el no convertirse en interruptor por lo tanto, deja al individuo en la precaria e insatisfactoria ilusión de autonomía. Hace estas consideraciones refiriéndose más a un contexto intelectual de transmisión de información en los medios de comunicación que a esta otra esfera más de andar por casa que yo quiero comentar, pero me temo que el uso y disfrute de la televisión, en la intimidad de nuestras chozas nos atañe a todos, incluso a aquellos que pretenden vivir en el palacio de las ideas. Recuerdo, por ejemplo, que hace unos años tuvo bastante repercusión mediática el hecho, que sin embargo yo creía, aunque erroneamente, más habitual, de que Emilio Lledó, renombrado filósofo, no tuviera televisor en su casa (nos comentó en un curso por aquel entonces que con ocasión de habérse averiado el que tenía decidió no volver a tener otro dado el "doloroso" contenido de las programaciones),y no había entrevista que se preciara en la que el entrevistador no sacara a relucir tal tema tan doméstico.

Pienso que la televisión es el invento de la historia, al menos por la generalización de su uso, por su capacidad de creación de imaginario, por su potencia movilizadora y moldeadora de deseos, y más aún por sus prestaciones terapéuticas. Siempre disponible, en cualquier tiempo y lugar, es el cómplice perfecto. Para sí lo quisieran todas las civilizaciones. No hay hogar que no tenga un televisor, desde la chabola (me viene a la memoria particularmente una de chapa y uralita en una cueva en Bolivia)más inmunda hasta la más lujosa mansión. Es más,casi no hay hogar que no lo tenga encendido constantemente. No lo critico, lo comprendo. Me parece una consecuencia lógica de la magnitud de sus características, como también me lo parecen los quebraderos de cabeza que produce, véase el caso que comenté de la señora que no le quedó más remedio que escuchar la radio, por la desgracia del vendaval. ¡Vaya infortunio! Solo cabe deducir el grado de confort planetario que hemos alcanzado y solo la comparo con el hallazgo del espejo, en el que representamos, como en la pantalla del televisor, nuestra imagen alienada, ¿o es que alguien cree que se ve a si mismo, en su autentica y completa esencia en un espejo?. Eso es, al fin y al cabo, un espejo más. En el que vemos lo que queremos ver.

Cuando era una niña llegó a España la televisión. Como no la había en todas las casas nos reuníamos en alguna para ver "lo que echaban", daba igual. Recuerdo una habitación repleta de gente para ver "El show de Loreta Young", impresionante, ¿como no?. El cine fue perdiendo misterio, la radio parecía mediocre a su lado, de gente rancia y antigua. Desde entonces he tenido una relación dialéctica con la televisión, un uso acorde a las etapas de mi propia maduración, he disfrutado mucho con muchas cosas, y como otros medios me ayudó a re-conocerme. Fui descubriendo la nocividad de un uso fuera de mi propio control, por el displacer que me producían sus consecuencias.Y ¡Oh, dioses,! también descubrí que tenía un botón de encendido y apagado que yo solita podía dominar. Fui comprendiendo que su avance replegaba mi experiencia interior, y viceversa, que el avance de mi experiencia interior replegaba sus tentáculos, pero no olvido los buenos ratos pasados. Hoy día, con ver un informativo de vez en cuando (apenas cambia nada, aunque lo parezca, en bastante tiempo) y un par de programas de humor, me llega bien. Como es dedesear.

P.D. Para dedicar mi admirado recuerdo a Freiser y "Hawkeye" Pierce (de Mash), con los que sigo reuniéndome, aunque en otro formato.¡ Ah.. y a los documentales de la Dos.!

El pueblo judío.

"Tenemos, en el contexto de una ensoñación, cierto derecho a recordar esta inmensa revisión de la historia judía llevada a cabo por Freud, judío el mismo, porque en su marco se desenvuelve una suerte de preludio a lo que más adelante, en Derrida, se describirá por medio del concepto clave de "differance".


De "Derrida, un egipcio". Por Peter Sloterdijk


Supongo que somos muchos los que, buscando una cierta rigurosidad en nuestras aproximaciones (aún en el silencio del pensar)al conflicto entre israelíes y palestinos, acudimos una y otra vez a una cierta labor de hemeroteca tratando de reconstruir los hechos para poner orden en tanta confusión y tratar de extraer alguna conclusiónes. Vano intento. Quizás las causas próximas de la contienda puedan tener alguna explicación para los analistas y los sociólogos. En su momento la película "Munich" contrapunto de la "La lista de Schindler", ambas de Spielberg, me convenció de algunas cosas, pero, aunque quiero mirar a otro lado, que es lo que me apetece hacer siempre con todo lo que me parece irracional, no me da resultado y como no me quedo tranquila siempre acabo tentada por las reconstrucciones lejanas, esas que de una u otra forma te transforman mentalmente.


El párrafo de Sloterdijk va en ese sentido y cuando leí el conjunto de la obra "Derrida, un egipcio" ya me fascinó y convocó para esa indagación. Freud llevó a cabo una revisión (histórica y psicológica, como no podía ser menos)de la historia del pueblo de Israel en su obra tardía "Moisés y la religión monoteista" que me propongo releer porque se situa exactamente en la prehistoria del pueblo judío, en sus inicios, "el Egipto cuna de todo hombre", luego deformada por las diferentes tendencias. "Habría que buscar sus orígenes en el hecho de que Moisés "quería conducir a los judíos al extranjero", como decía Freud, y les impuso con la circuncisión, una práctica que en cierta medida los convertía en egipcios. Con sus análisis de los acosos, Derrida formaliza la idea desarrollada por Freud, de que no se puede ser judío sin encarnar en cierto modo el Egipto, o un espectro del Egipto" Esto dice en otro momento Sloterdijk, quien deduce de las reflexiones de Freud que en la identidad judía el efecto del Éxodo fué irreversible, porque habría dado a los judíos la forma de "un pueblo heteroegipcio que en ninguna circunstancia habría podido regresar a una especificidad anterior aunque lo hubiese querido..." Es decir, la de emigrados judios, que es la que tenían en Egipto.


Ajena como soy a un análisis, más acertado y veraz, y de la pretensión de encontrar relaciones causales a los hechos, en la mediocridad que mis reflexiones sobre el tema puedan conllevar, siempre persisto en una idea, la de que, al menos en esta pequeña parte de la historia que nos toca vivir, los judíos no parece que puedan alcanzar otra condición que la de emigrados. ¿Emigrados egipcios?.

Este versículo de Kol Nidrei, rezo de la comunidad judía y esta maravillosa interpretación de la obra de Bruch con el mismo título, pueden ser buena compañía en esta bonita aventura.

"Y será perdonada toda la congregación de los hijos de Israel, y el extranjero que vive en medio de ellos, viendo que todo el pueblo estaba en la ignorancia."