Mostrando entradas con la etiqueta Parménides. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Parménides. Mostrar todas las entradas

Somos Grecia

"Los caballos que me llevan consigo cum-
plen, al hacerlo, toda la plenitud
de mi deseo,
pues no hay duda que son ellos, mis
verdaderos guías, los que me condujeron
por la famosísima ruta
de la diosa, que encamina al hombre en
posesión de las luces del saber a través
de todas las ciudades,
Por esta ruta me veía llevado, y, cierta-
mente, los caballos a cuyo impulso
marchaba eran muy diestros,


ya que tiraban del carro y permitían a la
vez que jóvenes doncellas nos mostra-
sen el camino.
El eje se desplazaba sobre el buje de las
ruedas, haciéndolo enrojecer con un
agudo chirrido
-dos círculos torneados lo empujaban
velozmente a uno y otro extremo-,
cuando ya nuestra carrera hacia la luz
era espoleada
por las jóvenes hijas del sol que, habien-
do abandonado la mansión de la Noche

recogían con sus manos los velos que
cubrían sus cabezas
Allí se encuentran las puertas que guar-
dan los caminos de la Noche y el Día
un dintel y un umbral de piedra las
mantienen separadas
en tanto ellas mismas, allá, en la pureza
del eter, se materializan en dos gran-
des jambas.
En poder de la severa Justicia se hallan
las llaves compensatorias;


y he aquí que las jóvenes doncellas le
dirigen palabras melifluas
persuadiéndola solícitamente de que
descorra en un vuelo los cerrojos que
sujetan las puertas. En ellas, en efecto,
produjeron una gran abertura tras su
rápido ascenso por los aires,
haciendo girar alternativamente sobre sus
goznes las ricas jambas de cobre,

sembradas aquí y allá de clavos y de
broches. Así, pues, a través de éstas
las jóvenes doncellas llevaron rectamente
por el arduo camino el carro y los caballos.
Y la diosa me recibió con benevolencia,
tomó mi mano derecha
entre las suyas y, dirigéndose a mí, me
habló de esta manera:
¡Oh, joven, compañero de las inmortales
conductoras!,

Bienvenido seas, tú, que llegas a nues-
tra mansión con los caballos que te
traen;
pues no es un hado infausto el que te
movió a recorrer
este camino- bien alejado por cierto de
la ruta trillada por los hombres-
sino la ley divina y la justicia. Es
necesario que conozcas toda mi revela-
ción,
y que se halle a tu alcance el intrépido
corazón de la Verdad, de hermoso
cerco,

tanto como las opiniones de los morta-
les, que no encierran creencia verda-
dera.
No obstante, a ti te será dado aprender
todo esto, y cómo las apariencias
tendrían que aparecerse para siempre
como la realidad total.

De "Sobre la naturaleza". El Poema de Parménides.


En el siglo V aC, Parménides, escribió este bellísimo poema alegórico, (esta es la primera parte nada más)con el que se dice que se inaugura una nueva mentalidad, la de comenzar a valorar el esfuerzo que el hombre debe hacer de indagación racional y los límites de sus posibilidades para llegar a conocer el mundo, el ser, la Verdad. En resumidas cuentas, en una palabra, el esfuerzo filosófico, que no cabe atribuirle a la dedicación de unos hombres en concreto, sino al viajero que emprende, acuciado por el deseo, un viaje hacia la luz, descubriéndose a sí mismo en sus carencias ante los misterios del pensar y del ser.

No voy a comentar nada sobre el poema, Nietzche y Heidegger lo consideraban como la expresión del pensamiento en sus orígenes, "el modo griego de pensar", nuestro pensar inicial al que nos conminan a volver para "desocultar", para "comprender", para "desvelar", y el interés por una interpretación del mismo debe llevarnos a la lectura de estos dos grandes filósofos, a Platón por supuesto, u otros especialistas cualesquiera. Si lo traigo aquí es exclusivamente por una cuestión afectiva, mística. De cuando en cuando vuelven a resonar en mi cabeza la fuerza de sus palabras misteriosas, y me gusta volver a reencontrarme con él. De regreso en Filiel estos días, en el silencio de sus caminos, en la contemplación de la belleza de sus paisajes nevados, ha vuelto a mí como las únicas palabras posibles, en mi pensamiento, en la completa identidad del pensar y el ser. De nuevo en Coruña, ante la situación desesperada de Grecia, quiero reivindicarla como cuna nuestra que es, la cuna además de la política y de la democracia. Que hallen la solución como hicieron tantas veces sus antepasados. Esdedesear.

Continuará...