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Deseo, luego existo.

"La mayor parte de los que han escrito acerca de los afectos y la conducta humana, parecen tratar no de cosas naturales que siguen las leyes ordinarias de la naturaleza, sino de cosas que están fuera de ésta. Más aún: parece que conciben al hombre, dentro de la naturaleza, como un imperio dentro de otro imperio. Pues creen que el hombre perturba, más bien, que sigue el orden de la naturaleza, que tiene una absoluta potencia sobre sus acciones y que sólo es determinado por sí mismo. Atribuyen además la causa de la impotencia e inconstancia humanas, no a la potencia común de la naturaleza, sino a no sé qué vicio de la naturaleza humana, a la que, por este motivo, deploran, ridiculizan, desprecian, o lo que es más frecuente, detestan; "
De "Ética demostrada según el orden geométrico". Por Baruch Spinoza

A veces cuesta encontrar las palabras para describir lo que sientes al leer a algunos filósofos, a los que más regresas, una y otra vez, por la iluminación que te dispensaron en el primer encuentro. Como estoy removiéndome en el asiento y agitando, como lo haría una batidora, el sinfin de expresiones que se me ocurren para ordenar el caos de sensaciones, voy a decir una sola cosa pero apasionada: ¡Hay que leer a Spinoza! Solo con leer el párrafo anterior ya nos sentimos más liberados de la gran responsabilidad que sin darnos cuenta estamos atribuyendo a nuestro "yo" en particular, a la naturaleza humana en general. ¡Ah! La famosa culpa.

Me gustaría regodearme y que habláramos de la anécdota de su biografía, que me resulta tan atractiva porque entraña la rebeldía, la originalidad de pensamiento y de acción del que no se casa con nadie, pero también el compromiso y la implicación del que sabe que el hombre no es nada sin la "Ciudad". Sólo con leer de nuevo el Herem de su expulsión de la sinagoga quedo tan impresionada otra vez... "Excomulgamos, maldecimos y separamos a Baruch Espinosa, con el consentimiento de Dios bendito y con el de toda esta comunidad... que sea maldito de día y maldito de noche; maldito cuando se acueste y cuando se levante; maldito cuando salga y cuando entre; que Dios no le perdone, que su cólera y su furor se inflamen contra este hombre y le traigan..." ¡Es mucho! Pero mucho más impresiona que, después de ello, Spinoza haya convertido el descrédito del que partía en una de las obras más fiables de la filosofía de todos los tiempos. Quizás simplemente porque contrapone al dogmatismo de los que se creen en posesión de verdades sobrenaturales, la honradez del que ofrece verdades naturales. "Las ideas inadecuadas y confusas se siguen unas de otras con la misma necesidad que las ideas adecuadas, es decir, claras y distintas" Es el gran consuelo de incluir el error en nuestra naturaleza como formando parte de la verdad.

Toda su Ética lo es. Un desgranar explicaciones, razones, justificaciones, un desmenuzar acciones, percepciones, sensaciones, que van produciendo ese maravilloso efecto de comprensión. Porque lo que Spinoza contempla es el gran esfuerzo que "la salvación" requiere. "La salvación humana se alcanza por el conocimiento", el conocimiento de las ideas adecuadas de las que brotan las acciones del alma y las inadecuadas de las que dependen las pasiones. Puedo atribuir a Spinoza el que yo haya descubierto "el deseo" como la esencia del hombre. "lo que le hace perseverar en el ser". Algo que ha sido fundamental para mi "salvación", para mi explicación, y en un orden de cosas más trivial la propia significación del nombre de este blog. Porque esdedesear que vivimos, y esdedesear que lo contamos. Pero hay también unas reflexiónes, en su Teoría de los Afectos dentro de ésta obra, que me entusiasman, y sobre las que quiero seguir hablando, las proposiciones sobre el lugar central que ocupan en nuestra vida los afectos de la alegría y la tristeza, que son afectos pero sobre todo efectos y por consiguiente no una meta sino solamente un paso. Y esto de que la alegría y la tristeza sean sólo un paso sí que fué un tremendo descubrimiento. Vereis por qué.