Sacudidas


Las ideas se tienen, en las creencias se está
Ortega y Gasset

Han sucedido cosas aquí que me tienen muy desasosegada. No sabemos que hay de cierto en las versiones que se dan de los hechos, pero incluso aunque nada de lo que se diga sea verdad y así lo deseo; por un motivo u otro, todos estamos estamos reflexionando, pensando, conmocionados, da igual si ha sido sentenciado oficialmente o no ( porque en la intimidad una conjetura no se convierte en acusación, sólo lo hace cuando se vierte en el espacio  público por las graves consecuencias que puede conllevar) ,  en  la posibilidad de que unos padres, de características similares a las nuestras, cercanos,  hayan  llevado a cabo acciones tan fuera de lo común, tan extraordinarias, tan sórdidas, tan "irracionales". Hechos como éste, de los que con frecuencia tenemos noticia, vapulean nuestras creencias: "Todo padre ama a su hijo y quiere para él lo mejor". Como paliativo, para reducir la incomprensión, lo más frecuente  es culpar a un posible trastorno, pero no siempre es así, y eso aún nos conmueve más. Con el tiempo olvidamos, es lo más sano, ya no soportaríamos la aceptación de una sociedad poblada de individuos guiados por motivaciones irracionales. Eso lo dejamos para el análisis o estudio de otras épocas, a las que nos dirigimos con curiosidad y simpatía  pero sin crítica peyorativa. El tiempo lo cura todo y hace de un salvaje un sujeto ingenuo producto de las circunstancias que nada tienen que ver con nuestra elevada civilización.

En un interesante libro de Juan Antonio Rivera, "Lo que Sócrates diría a Woody Allen", que en su momento fue premio Espasa de ensayo, leo esta interesante reflexión que nos puede ayudar a comprender por qué de vez en cuando la vida nos sacude, da una patada a nuestras creencias y nos pone a parir ideas. El caso más frecuente, suele ser la enfermedad, la idea de la próxima muerte de un ser querido o de nosotros mismos. La violencia, el hambre, la explotación en el mundo, ya nos tienen insensibilizados de pura impotencia.

Dice así:
Cosas con las que irreflexivamente contamos:
- Que el mundo en el que estamos es real, no ilusorio

- que existen objetos exteriores a nosotros que subsisten cuando no los percibimos

- que el curso de la naturaleza será en el futuro como en el pasado, que no habrá alteraciones bruscas de las  leyes de la naturaleza.

- que existen otras mentes aparte de la nuestra.

- que el mundo externo es un entramado de fenómenos vinculados entre si por relaciones causa efecto.

- que mantenemos la identidad personal a pesar de los vacíos de la autoconciencia que se producen cuando  dormimos sin soñar, estamos en coma, bajo anestesia general o en estado de narcosis profunda.

- con una cierta expectativa de vida.

 Todas estas creencias o expectativas constituyen el suelo firme sobre el cual la vida acontece; así lo afirma sin reservas Ortega y Gasset: "la máxima eficacia sobre nuestro comportamiento reside en en las implicaciones latentes de nuestra actividad intelectual, en todo aquello con lo que contamos, y en que, de puro contar, no pensamos"... y resalta además que la inteligencia consciente es sólo un segundo violín en la orquestación de nuestras vidas , que entra en juego en situaciones de emergencia, precisamente cuando las creencias o expectativas en las que habitualmente descansamos se revelan de súbito infundadas; y para salir a flote, para no hundirnos en ellas, necesitamos pensar, concebir ideas"

Esdedesear