Olvidar

Observo algo paradójico en los tiempos que corren. Hay por una parte una infantilización evidente de la sociedad, definida, entre otros atributos,  por una tendencia ciega hacia el hedonismo por la que los individuos tratan de prolongar un estado de adolescencia que no quiere ver ni en pintura las posibles bondades del compromiso y prefieren tomarse la vida como un juego, (hijos que se eternizan en su hijismo, viejos que quieren ser jóvenes eternos, políticos enzarzados en eternas mentiras, ciudadanos fingiendo  creérselas, largo etc. ya de sobras conocido) y por otra parte,  y en absoluta contradicción, una excesiva dramatización en el discurso colectivo, ese que ocupa un buen pedazo de nuestro tiempo, de nuestras conversaciones y de nuestros, incluso involuntarios, pensamientos, cual es el  fruto del bombardeo de noticias en los medios de comunicación y la servidumbre con que la audiencia las acogemos, mascullamos, comentamos impenitentemente.

Es un tema largo y atractivo para el debate pero ya sabeis que yo lo que quiero es ir a al "grano" personal. Estoy a punto de irme de vacaciones y me viene a la cabeza como ha sido este último curso vital. Pues bien, he sobrevivido en lo personal a dos traumatólogos, un neurólogo, un cirujano vascular, un ginecólogo, dos fisioterepeutas, un quiromasajista, un osteópata, unos análisis clínicos, una resonancia magnética, una densitometría, una mamografía y un doppler, no incluyo al médico de cabecera porque él tuvo que sobrevirme a mi. Es un amigo. Y en los ratos libres que mis dolencias (ahora me sorprendo) me dejaban, he sufrido los recortes salariales merecidos por ser ¡funcionariaaaaa! entre los aplausos de mis compatriotas que jaleaban solícitos los mensajes de los probos tertulianos: ¡A la hoguera! decían a coro;  he sufrido a esos mismos tertulianos (reconozco que con estos sucumbí pronto y desconecté, cuando se fue Iñaki, ya no volví a pecar, mea culpa), pero sobre todo he sufrido con los millones de refugiados desplazados de sus territorios, con los miles de muertos de las riadas en Colombia, la India, Perú, y las del país, las hambrunas, las nevadas históricas de EE.UU, los incendios forestales sin precedentes, los huracanes asoladores de ciudades enteras, el angustioso rescate de los mineros de Chile, las propias condiciones espantosas de los mineros de medio mundo, la locura transitoria de los controladores españoles, las presiones de los mercados, las subidas y bajadas vertiginosas del Ibex 35, la difícil colocación semanal de la deuda, los muertos en carretera del fin de semana, las víctimas de la violencia machista, las víctimas del terrorismo, las víctimas del terrorismo (repito porque son dos asociaciones distintas y no quiero ofender), el terremoto y el tsunami de Japón, los heroes de Fukushima, el debate de las nucleares, las cifras del paro, la subida de la inflacción, la bajada del déficit, los desahucios, las cosechas destrozadas por el granizo, la morosidad, Guantánamo,  no saber qué  hacer con la ciudad de la cultura que nos legó Fraga, por el terremoto de Lorca, el cambio climático, las cumbres- no las enumero porque nos pasamos la vida de cumbre en cumbre- los problemas del cine español, el aumento de la obesidad en adolescentes, la retirada de las tropas de donde estén, las revoluciones en Oriente, las nuevas porque la vieja de Oriente Medio me tiene en un sinvivir desde que era una niña, las conversaciones de paz., la bacteria E coli, y las pérdidas del pepino.  Una lista interminable de quebraderos de cabeza que me mantienen inconsolable, desolada, y un pelín culpable por no poder hacer nada. Cuando pienso que debería ir a ayudar  a la India ya me claman los presos políticos cubanos.

Pero qué lógica es esta? ¿Qué absurda lógica informativa es esta? Chomsky da una explicación convicente de las causas de esta manipulación mediática http://www.attacmadrid.org/?p=2738
No tenemos bastante con preocuparnos del amigo que se queda en paro, de  los problemillas o problemones de nuestros seres queridos, del amor que pasa por tu puerta sin quedarse a tomar el te, y de, por ejemplo, por qué rayos todavía suena tan mal lo que soplo con la flauta, del michelin que se te impone, de los libros que me quedan por leer, y de muchas sencillas y cercanas cosas muy suficientes para la débil y vulnerable mujer que soy.  Por si fuera poco hace años que me prometo no ver los informativos y no lo consigo, es una perversión, y tengo una nueva carga que curar sobre mis espaldas. 

¿Seguirán las abejas polinizando sus flores tranquilamente en Filiel a mi regreso? ¿Dormitará el Teleno, enigmático, su sueño eterno como cuando lo dejé? Discurrirá idéntico el río sonoro en cuyas aguas no me bañaré dos veces? Lucirá el sol cada nueva amanecida? Y la luna,  me volverá a acompañar mientras riego el jardin agostado cada noche? Me estarán esperando los caminos pedregosos para reemprender la marcha? Y el silencio armonioso, se seguirá escuchando? Con vuestro permiso me transmuto de indignada a olvidada. Feliz verano a todos. Esdedesear.