344 Violonchelo


Autora*Carmen Iriondo
El arco de tu cello dibujó cejas en el aire,
suspendido: antes de la caída del aspa guacha,
de aquel molino solitario.

La escena lenta, sin oxígeno, bella astronauta,
transpirada en agua incrédula; percutiendo en sus ojos,
el tambor entusiasta de una niñez obligada.

vestida de amarillo empapada de mala suerte:
te avisan en el teatro que ese color es agüero,
umbrío para el allegro en floración de tus tendones.

Formas anudan a tu voz el encordado lento,
de una muchacha que arrastra el caracol,
en su estuche de nácar con cuerpo de ataúd.