El hijo de la sionista castradora

"Ese lenguaje tan universal, el cine; esa situación tan común-entrar, sentarse y ver-en la que a tan bajo precio vamos acumulando datos es de índole muy superior a lo que se considera acreditado sistema de conocimiento: la observación. Ésta, aparte el area científica, en la que es rigurosamente sistematizada, tanto en la vida práctica como en la creación literaria suele reunir grandes conjuntos de datos prolijos pero no forzosamente unidos por su coherencia vital. El observador se pone ante las cosas y compara una con otra, deduce una de otra y así sucesivamente: el contemplador se ofrece a la visión, se deja estar pasivo, con la puerta abierta, y ellas, las visiones, entran en tropel dando fin a la actitud pasiva, porque, en la oscuridad, ls visiones son iluminaciones".
De Saturnal, por Rosa Chacel.
http://www.youtube.com/watch?v=HmRfK9huDvQ&feature=related

Desde Freud sabemos que no nos queda más remedio que adecuar el principio de placer al principio de realidad, y además que hemos de hacerlo con un gasto tremendo pues nuestros procesos psíquicos no están por la labor de renunciar al placer así como así, y de una u otra forma tenemos que vérnorlas con la angustia siempre acechando. Soportamos la represión que las normas sociales nos imponen, que nos imponemos, para vivir tranquilos en el medio hostil a nuestra natural rebeldía contra la "civilización" que se nos impone, con diferentes mecanismos, uno de ellos por ejemplo sería éste de la sublimación que se manifiesta en el placer de escribir este blog; con todo la represión no se levanta del todo, solo lo hace, según Freud, (El chiste y su relación con lo inconsciente) en el sueño y el chiste, esos dos espacios de la posible libertad y de placer.

Pero decía Kant que una cualidad de lo cómico consiste en no podernos engañar más que por un instante, por eso quiero nombrar hoy a Woody Allen (cuyo segundo apellido, por cierto, es Königsberg, como la ciudad donde nació el filósofo) como uno de los hombres modelo-imaginarios más gratos de mi vida. Porque me ha regalado esa profusión de instantes cómicos con los que engañar a la represión y transgredirla. Ese hombre que se define fóbico, solitario e introvertido, "el chico con gafas que cae bien" que pretendió, y consiguió, ser para los que le seguimos, nos proporciona una ansiada película cada año que añadimos a todas las que seguimos viendo entremedias, vigentes siempre, no importa el tiempo que pase, porque sus temas y su valentía no tienen edad, pertenecen a eso que se podríamos llamar "el divino fracaso" como diría Cansinos Assens.

Agradezco sobre todo que, gracias a ese lenguaje universal del cine, superior sistema de conocimiento como dice Rosa Chacel, haya pulverizado estereotipos sociales, banalizando el éxito, arrasando el tabú, categorizando la frustración, haciendo poderosa la impotencia, haciéndonos reir sin reirse. O mejor haciéndonos reir gracias a reirse de él mismo, lo que denota el mayor signo de inteligencia en cualquier persona. Quizás nos reímos por no llorar, pero lo prefiero. Esdedesear

"Cuando la corrección política se impone, la neurosis deviene en esquizofrenia, cuya manifestación más notable es la doble moral. El recurso a la risa, el cinismo en forma de carcajada es sin duda la única medicina incruenta, el placebo social casi perfecto para evitar que la cosa degenere en paranoia, en una psicopatía que oscile entre el travestismo y el asesinato múltipe, u opte definitivamente por una lobotomía autoconsentida"
De "Freud y Bergson: El Chiste y la risa y su relación con lo social". Por Alberto Sánchez Alvárez-Insua.